Número: 83. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
La figura mantiene la vista al frente con rostro solemne y pose marcial. Admira la calma de las majestuosas montañas cubiertas por las últimas nieves invernales. A su espalda, de las ramas de un gran roble centenario, cuelgan un par de títeres humanos de cabezas desproporcionadas mecidos al son del viento.
El crujir de unas botas sobre la nieve rompe el trance; tras un leve pestañeo, la figura da media vuelta y dirige la mirada hacia el visitante uniformado.
-Señor, lamento informarle de que Diego Villaseca no se encuentra entre los ajusticiados.Ante el silencio del oficial, el soldado da media vuelta y se aleja. Con el crujir de la nieve vuelve el trance. La figura parece descomponerse, cae de hombros y se sienta sobre una roca a los pies del roble centenario. Examina el documento ajeno a cuanto hay en él, temeroso de encontrar la evidencia del problema. Finalmente apoya la espalda en el tronco, hace acopio de voluntad y comienza a leer.
El sujeto responde al nombre de Joan Xiscle i Simat, hijo de un molinero afincado a las afueras de Valtort. Su fe de bautismo data del 3 de Abril de 1783. Los padres debían tener dificultades para engendrar descendencia ya que a pesar de su avanzada edad sólo tuvieron un único hijo. Ello debió provocar una relación demasiado estrecha entre Joan y sus progenitores.
Del periodo de su infancia los únicos datos con los que contamos son las cuentas realizadas por el padre que, más allá de los emolumentos propios del molino, muestran unos ingresos extra por productos que a buen seguro recogía Joan de las montañas, no en vano con el tiempo se revelaría como un experto conocedor del medio.
La mañana del 18 de Enero de 1796 un vecino encuentra a Joan junto a los cadáveres de sus padres con signos de haber sido sometidos a tortura. Tras las investigaciones pertinentes se encuentra a cuatro culpables. Uno de ellos es Fernando de Mirastrella, el hijo segundo de una familia de nobles. Los documentos en los que se relaciona al joven Mirastrella con el asesinato jamás llegan a ver la luz. Aún así, todo el pueblo conoce lo que ha ocurrido y la familia noble se ve obligada a enviar a Fernando afuera del Valtort.
Joan es dejado al cuidado de Pere Gracià i Clot, un hombre de carácter rudo con quien aprende el oficio de pastor, momento en que pasará a ser conocido como "Timonet". Desde entonces hace de la montaña su casa y en raras ocasiones baja al pueblo, siempre pasando cerca de la mansión de los Mirastrella. Parece llevarse bien con María, la hija pequeña, de quien los criados en sus testimonios informan que "siempre se acercaba a "Timonet" para preguntarle sobre la vida en el campo y a ver el ganado" y que "se alegraba mucho al escuchar el tañido de los cencerros". Nadie veía ningún problema en que aquella niña de 7 años hablara con un pastor, que jamás dio de que hablar, ni tuvo ningún problema con nadie.
Pero el invierno del 1802 se encuentra en medio de la sierra el cadáver de la niña, con las ropas raídas, medio devorado por los lobos. No tarda mucho tiempo en descubrirse que fue "Timonet" quién, para vengar la muerte de sus padres, acompañó a la niña a las montañas para dejarla morir de frío. Al conocerse la noticia, el pueblo entero se alza contra quien considera un monstruo sin alma. Se emite un bando para dar caza al pastor.
En verano del mismo año capturan a "Timonet" y es condenado a muerte. Tras ser azotado en público es marcado con una M al rojo vivo en la cara, en recuerdo de la niña que envió a la muerte, y paseado por todo el pueblo sobre un asno. Mas el ajusticiamiento no tiene lugar ya que esa misma noche consigue escapar, perdiéndose de nuevo en las montañas.
Durante los años siguientes hasta hace poco menos de un par de años, se suceden desapariciones de niños y viajeros. A los días son encontrados los cadáveres con las piernas rotas, despojados de sus bienes y devorados por las fieras. Desde entonces nuevas ordenanzas de Valtort limitan el acceso de infantes a la zona montañosa sólo a las horas del día y siempre en compañía de adultos. Así mismo tenemos constancia de bandos municipales destinados a organizar batidas para encontrar a "Timonet".
Curiosamente todas las desapariciones y muertes cesan desde hará unos dos años, momento en el que comienzan los ataques sistemáticos a nuestras tropas. A pesar de lo que pueda parecer, se descarta relación alguna entre las tropas insurrectas y este individuo que parece formar parte de un grupo muy reducido al que sin ninguna duda también pertenece Diego Villaseca "Garrapata". Una serie de inadaptados a los que, debido a su naturaleza asocial, es realmente difícil seguirles la pista.
La descripción ofrecida por Thierry Laurent, el único soldado superviviente del ataque sufrido el día 13 Febrero de 1810, concuerda perfectamente con los datos extraídos de las investigaciones. De acuerdo con ambos, Joan Xiscle i Simat "Timonet" es un hombre bajo y robusto acostumbrado a los avatares de la vida en la montaña, pelo y barba descuidados de color castaño oscuro, y una cicatriz con forma de "M" en la mejilla izquierda que intenta disimular con un basto pañuelo de tela marrón.
El sujeto ha roto cualquier vínculo que pudiera tener con la sociedad. No se le conocen ningún tipo de lazos afectivos y parece haber desarrollado una misantropía extrema. Es parco en palabras pero domina el lenguaje y sabe ser lo suficientemente amable como para no mostrarse como un peligro.