Número: 233.     4ª época.     Año XXI     ISSN: 1989-6289

233 > Ambientación > General > Narrar la guerra: el combate (CdG). Por: Juan Becerril

 

Narrar la guerra: el combate

En números previos de esta revista se escribió un artículo que se titulaba Narrar la guerra (22943 Ver); en dichas líneas hablábamos de la importancia de las palabras y de la forma de decir las cosas cuando se narran partidas de rol bélicas. En los siguientes párrafos incidiremos en la narración de combates.

El anterior artículo hacía énfasis en que gastar un poco de saliva en narrar podía mejorar la calidad. Ahora bien, ni el defecto ni el exceso son estrictamente buenos. Un ejemplo: "Disparas". Muy corto. "Tu dedo índice aprieta el gatillo del arma; a pesar de que eres consciente que más o menos te queda medio cargador, no dudas lo más mínimo en descargar balas contra ese soldado alemán que se resiste a caer ante la embestida de tu pelotón. Sabes que si fallas ese teutón puede devolver el favor, por lo que rezas lo que sepas, apuntas a través de la mirilla de tu fusil y las balas empiezan a salir despedidas a gran velocidad". Excesivamente largo.

¿Pero por qué es excesivamente largo? Porque las escenas de combate deberían tener una velocidad y una dinámica adecuadas a los turnos, a las rondas de juego. Por tanto, ese dinamismo no se debería romper con una prosa larga y extensa. Volviendo al ejemplo previo, reformulemos la versión larga: "Apuntas a través de la mirilla de tu fusil, tu dedo índice aprieta el gatillo y no dudas lo más mínimo en descargar balas contra ese soldado alemán que se resiste a caer". Una solución intermedia que describe bien la situación, se puede decir en unos breves instantes y adorna lo suficiente.

Evidentemente la práctica llevará a una mejor narración en las partidas, pero con o sin ella, hay que pensar qué decir para que ese dinamismo sea el adecuado. He aquí unos consejos para pensar qué decir y cómo decirlo en secuencias de combate:

Como resumen de lo expuesto arriba: ritmo dinámico de narrativa para no romper la mística de un buen combate, párrafos con buena y suficiente prosa, no olvidar otros elementos como el tono o los gestos y buscar el dinamismo en comunión con toda la mesa de juego.