Número: 208. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Durante la Guerra de los Portales los más habilidosos herreros construían jaulas antimagia hechas de un material especial que recibía muchos nombres, pero al que llamaremos eriolina. Se dice que los enanos fueron los primeros en fabricarlas, pero podría ser parte de esas leyendas urbanas que atribuye a estos cualquier invención relacionada con los metales.
En aquellos días, con terribles y poderosos magos, el secreto era fabricar estas jaulas de la forma más discreta y obligar al mago a entrar en su interior. Una vez dentro quedaría aislado de su fuente de poder y no podría conjurar magia, momento en el que los Cazadores de Magos aprovechaban para acabar con ellos de la forma más rápida posible. Que el mago no pueda usar su magia no implica que no pueda andar y salir de la trampa.
Es poco probable que quede algún artesano que sepa fabricar alguna de estas jaulas, pero sí quedan algunos que saben repararlas y comprenden, un poco, su funcionamiento. El secreto de la jaula no es que anule la magia sino que hace que esta fluya por el exterior sin llegar al interior. Dicho de otra forma, la energía mágica al alcanzar el exterior de la jaula cambia de rumbo, rodea la superficie y continúa por uno de los extremos de la jaula, pero ni una gota alcanza el interior. Cualquier magia que quedara en el interior en el momento de cerrar la jaula también huiría a uno de los extremos donde saldría despedida.
Lo más importante de la jaula es que sea continua. Puede estar hecha de barrotes, pero no le pueden faltar trozos, el camino de la magia no puede encontrar obstáculos. Por ello, cuando se introducía a los magos dentro, se hablaba de "cerrar" la jaula. Siempre hay una puerta o abertura por la que habrá entrado la víctima. Sabemos que la jaula está funcionando porque cualquier trozo de tillium que anduviera flotando caerá al suelo (de hecho, esta era una prueba de seguridad habitual).
Al principio se construyeron para apresar a los magos y estaban presentes es casi cualquier calabozo de una ciudad de cierta entidad, pero, poco a poco, la gente más pudiente quiso proteger sus pertenencias o a sí mismos de los magos y no es raro encontrar baúles o esferas cuyos refuerzos forma una jaula antimagia. Algunas habitaciones de mansiones tienen salas con esta particularidad (en especial en palacios antiguos) y, claro está, también se podrán encontrar zonas aisladas por cúpulas antimagia en subterráneos (es posible que algunas, incluso, sean de origen natura). Muchos no saben el porqué del fenómeno en esas salas o habitaciones.
No se puede comprar una jaula antimagia ni se puede construir. Venderla es complicado porque la mayoría de los mercaderes la desdeñarán como un timo y pocos vendedores o compradores dejarán ver que pueden ver sus especiales propiedades. Casi siempre se vende a escondidas, en subastas secretas o a personajes muy paranoicos (y ricos).
Para las personas con capacidad de ver la magia de Eriloe (los magiones), las jaulas antimagia parecerán absorber la magia (lo mismo que haría un mago) y la expulsarían como un rayo, más o menos intenso, por uno de sus extremos. Este será el superior o el inferior dependiendo de la zona de Eriloe donde estemos. En el Vacío y en la costa tenderá a ir hacia arriba mientras que en el interior la tendencia será hacia abajo; tendencia, no norma.
En los textos antiguos se comenta que la mayor jaula antimagia de Eriloe está en Cargrum y, en concreto, en el salón del trono de la antigua monarquía. Los visitantes tan solo verán una enorme cúpula con unos impresionantes frescos en su interior.