Número: 135.     4ª época.     Año XXI     ISSN: 1989-6289

135 > Aventuras > Sangrienta Siete > 1x09 - Kasserine (CdG). Por: P. Millán

 

1x09 - Kasserine

La batalla ruge alrededor de nuestros protagonistas. Están en una posición defensiva en un estrecho paso que atraviesa las primeras estribaciones de las montañas Atlas en Túnez. Se trata de las montañas que aparecen en la mitología griega desde las que un poderoso ser sujeta el mundo, pero para Rogers y sus muchachos, lo que parece es que ese ser ha soltado a todos los malditos boches contra ellos. Enero ha sido un mes casi tranquilo, han empujado a los alemanes contra el VIII Ejército británico, pero la bestia acorralada se ha vuelto más peligrosa y en febrero ha devuelto el golpe.

Imagen realizada por el US Army, dominio público

La primera división blindada había cedido a su izquierda y varios carros habían girado contra las posiciones de la primera de infantería. Si superaban sus posiciones, los alemanes entrarían en la retaguardia del ejército y podrían devolverles hasta Marruecos de nuevo y, quién sabe, echarles al mar. Si tenían que ser detenidos, iba a ser aquí y ahora.

Son la nueve de una fría noche del desierto, las estrellas y la luna iluminan el campo de batalla y dejan ver el lento avance de ese Panther IV con una decena de soldados detrás. González y Moore están a la izquierda. Ellos tienen el bazooka, pero no pueden esperar a que el tanque pase y dispararle por la espalda porque los soldados enemigos los destrozarían. Snelling y Peters están a la derecha con una ametralladora de posición. Aguardan a que empiece la fiesta para sembrar destrucción de calibre .50 entre los enemigos. Moore se ha quedado con los novatos. Aún no han combatido y su respuesta ante las primeras descargas de los obuses no ha sido muy esperanzadora. ¿Acaso creían que venían a un desfile? ¿Alguna vez fueron ellos tan novatos? Siente que debe susurrarles algunas palabras de ánimo:

- Soldados, si está escrito que esta será nuestra última noche, tenemos que hacer que esos malnacidos, cuando regresen a sus casas para curarse las heridas, les digan a sus madres y a sus mujeres y a sus hijos: "Fuimos al paso de Bou Chebka, pero allí estaba la Uno Rojo y no pudimos pasar."

Y el sargento apretó el gatillo.