Pocas cosas hay más eficaces para el desarrollo de un juego que someterlo a la amabilidad de los extraños. Las pruebas de un juego de rol son una parte de la creación que no tiene sentido saltarse, tanto las propias como las ajenas. A veces aprendemos esto por las malas, pero el caso es descubrirlo lo antes posible. La elección de playtesters es delicada y hay que evitar dejarse llevar por las críticas hasta puntos que desvirtúen el juego, pero lo normal es obtener más oro que gravilla.

Indalo está siendo revisado por mí y por algunos discretos compañeros desde hace unos meses y en las pasadas Ludo Ergo Sum pudimos hacer por fin un par de pruebas públicas, que incluían el sistema de viñetas y la última versión del sistema de poderes. De lo que vi en mi propia partida y lo que me transmitió Adrián, el DJ de la otra, creo que los jugadores de ambas entraron con facilidad en la dinámica de juego compartido de las viñetas. A la vez, el relativo realismo del sistema de poderes no rompió esa magia y solo detecté un pequeño bug que tiene fácil solución; para eso están estas pruebas, después de todo.

A falta de una ronda más de pruebas con los playtesters de confianza, si todo va bien, podré decir que ya tenemos un mecanismo sólido y entrar en una fase final de redacción del juego. Aún queda bastante trabajo editorial por delante, pero en este aspecto estoy muy satisfecho.

Esta vez lo prometo: en la próxima entrada hablaré un poco del famoso sistema de viñetas, del que algo se menciona en la entrevista a nuestro editor jefe en La Base Secreta (a partir del minuto 30, justo después de la también interesante entrevista a Zonk).