Me gustan las LES. Creo que ya lo he dicho en otras ocasiones, pero perdonadme que me repita. Me gustan estas jornadas porque cumplen muchas cosas que me gustan de las jornadas, pero, principalmente que «se juega y se nota que se está jugando» que es uno de los lemas oficiosos de la editorial. Es cierto para todos los tipos de juegos, pero especialmente para los juegos de rol. Nuestro stand estaba al lado de la zona de rol y se veían perfectamente todas las mesas de rol, decenas y decenas de partidas. Me siento orgulloso de haber sido parte de ello, aunque no he sido más que un espectador privilegiado. Creo, sin embargo, que hay tres grupos que deberían estar contentos hoy, razón por la que escribo estas líneas en el diario.
Los primeros son los de la organización que tienen una paciencia infinita para sortear y solucionar los miles de problemas tipo «se va a acabar el mundo» que les planteamos. Tras todos estos años, siento que me he hecho amigo de ellos, aunque en realidad lo que siento es una profunda admiración. En las jornadas del año que viene me voy a poner una camiseta que diga «se dan abrazos gratis» y, con la excusa, les voy a dar un buen abrazo a todos ellos.
El segundo grupo, al que me gustaría reivindicar especialmente, son los directores de juego. Sí, es cierto que muchos vienen con las editoriales y que hacen la partida que la editorial les pide y que, en el fondo, son parte de la promoción editorial, pero la realidad es que son voluntariosos (en el buen sentido) y valientes, muy valientes; en unas jornadas nunca sabes quién se va a sentar en tu mesa de juego, pero aún así se preparan la partida, los personajes y responden preguntas tan difíciles como «¿Y aquí quién gana?». Tengo la sensación de que no agradecemos suficiente su trabajo y por ello le dedico estas líneas para que sepan que, desde el sótano, nos hemos dado cuenta.
Cuando estamos en las LES volvemos a ver a colaboradores con los que solo mantenemos contacto virtual y que aprovechamos estas cosas para refrescar rostros y contactos; vemos a personas con las que ya estuvimos en jornadas anteriores y también conocemos gente nueva. El trato con todos ellos es magnífico y te hacen sentir como si estuvieras en tu casa. Mi tercer grupo reivindicado de este diario son esas personas, la familia LES, los asistentes que hace que estar dos días seguidos de pie y charlando se te hagan cortísimos.
Vuelvo de las jornadas contento. Las partidas de Indalo han funcionado muy bien y el sistema de viñetas para la resolución de acciones ha gustado (las innovaciones en un sistema tan probado como el Sistema Sombra siempre dan un poco de miedo). Me han preguntado muchas veces cuando vamos a publicar Inmo y es una cosa que te anima mucho, aunque no lo parezca. Te dan muchas ganas de ponerte a terminar la maquetación hoy mismo. Creo que ha sido una de las jornadas donde más libros he firmado, eso también anima mucho. Vuelvo con las pilas cargadas, espero estar a la altura.
Estoy muy contento por poder ayudar en la medida que puedo.
Y muchísimo más agradecido por la confianza que me diste.
Muchas gracias
Yo, como director de juego, me quedo con la imagen de todas las veces que te has acercado a la mesa para traernos agua y chupa-chups, con una sonrisa en los labios. Son estos detalles los que te levantan el ánimo y confirman que en esta afición hay gente con talento, pero lo más importante, buena gente.
¡Un saludo!