Hace unas semana publiqué una entrada en la que anunciaba una serie de cambios en la forma de trabajar y estoy contento de lo que está pasando, pero, confieso, vuelve a ser cierto aquello de que los planes no sobreviven a la batalla. Se ha notado en estos siete días un incremento de productividad y, por ejemplo, a día de hoy, la revista Desde el Sótano está cerca de estar terminada (lo que es muy raro faltando diez días), pero lo principal es que hemos recuperado ese impulso; es cierto aquello de que el movimiento genera movimiento y estoy muy contento. Se han incorporado al sótano algunas personas, pero como no les he preguntado, no diré sus nombre, pero se sabrán tarde o temprano. Eso también es motivo de alegría.
Una de las conclusiones para mejorar la productividad fue establecer y cumplir un horario. En la parte menos positiva de esta semana está que las circunstancias puntuales, cosas que no has previsto, hace que lo de cumplir se vuelva complicado y otra cosa que no habíamos previsto es que el horario hay que encajarlo con la gente que te rodea. Modificaremos algunas cosas y seguiremos mejorando.
Cambiando de tema, este sábado hice un viaje relámpago a Barcelona a unas jornadas de miniaturas y wargames (uno de esos vicios ocultos que tengo) y además de cansado, volví bastante contento. No soy dueño del Cthulhu de la imagen, pero faltó muy poco para que se viniera casa (la responsabilidad fue más fuerte que el corazón). En las jornadas había mucha gente que conocía (somos un mercado pequeño) y saludé a muchas personas y algunos me comentaron la entrada del diario sobre las ventas en Cataluña. Me sorprendió mucho que la hubieran leído; añade cierta responsabilidad a las cosas que vuelco en este blog.
¿Cuándo tendremos miniaturas de naves de Exo pululando por las mesas? ¡Cíñete al plan, Juan Carlos, cíñete al plan! ¡No te despistes!