Autor: Roberta Alias
La rata de Cunia pertenece, principalmente a la especie conocida como rata «norvericus» que los expertos sitúan su origen en el norte y noreste de China. Se han detectado algunas ratas «rattus» (de origen en el sudeste asiático) en las zonas periféricas y en las urbanizaciones, pero en la ciudad, sobre todo en las alcantarillas, la rata parda o noruega es la principal moradora.
Puede, la parda, alcanzar un tamaño de unos 30 centímetros y llegar a pesar más de medio kilo. En comparación con otras ratas tiene las orejas y los ojos más pequeños, pero es mucho más voraz y agresiva que sus primas. Se han dado caso de animales más grandes (gatos, perros, niños) atacados por grupos de ratas. Las personas enfermas o débiles, especialmente los sin techo, también pueden ser el objetivo del ataque de un grupo de ratas pardas. Su presencia es mayor en las zonas cercanas al río, al puerto y en los subterráneos de los barrios antiguos hay colonias enormes de estos roedores.
Tiene hábitos nocturnos y es buena nadadora, aunque le cuesta trepar y, por ello, es difícil verla en apartamentos en altura. Puede comer casi cualquier cosa, pero prefiere los cereales, los huevos y la carne de animales pequeños. Tiene un oído y un olfato excelente, lo que hace difícil sorprenderlas. Suele formar parte de grupos o colectivos. El principal problema de las ratas, además de sus mordiscos y el pánico ancestral que los humanos sienten por ellas, es que son trasmisoras de muchas enfermedades graves. Todo el mundo conoce la peste bubónica (que fue propagada por las ratas en la edad media), pero también son trasmisoras de infecciones de hantavirus (síntomas parecidos a la gripe pero que causa entre un 35% de fallecimientos entre los infectados, no tiene cura, los medicamentos sólo pueden reforzar al propio organismo, pero no curarlo), leptopirosis (por contacto con orina de la rata, aunque sea en el agua, que provoca fuertes fiebres, vómitos, diarreas y que puede confundirse con un resfriado en sus fases iniciales, tiene cura), criptosporidiosis (fuertes diarreas que pueden ser muy peligrosas en personas con las defensas bajas), fiebres hemorrágicas víricas (ébola y demás amigos, aunque afortunadamente no se ha registrado ningún caso en Cunia) y fiebre Q (fiebres, diarreas, vómitos y puede complicarse en neumonías, tiene cura).
El gobierno municipal dedica una parte importante de su presupuesto al control de la población roedora de la ciudad. Incluso, hay brigadas de exterminio que patrullan las alcantarillas intentando erradicar las colonias más grandes. Su trabajo no es nada agradable y cuando cuentas anécdotas del mismo, el resto suele perder el apetito.
A efecto de juego considera lo siguiente:
Rata parda:
Correr: 18
Descubrir: 25
Esconder: 20
Pelea (mordisco): 15 (ver nota)
Nadar: 20
Sigilo: 20
Trepar: 5
Nota: las ratas en solitario nunca atacarán a un personaje o a un animal de mayor tamaño que ellas. Huirán siempre. La habilidad de Pelea refleja la posibilidad de que una rata muerda al contrario cuando estas atacan en grupo. Para que lo hagan, las ratas deben estar hambrientas o sentirse acorraladas (por fuego, raticidas o algún depredador). El valor refleja la posibilidad de que una rata muerda a un objetivo de tamaño humano (favorece la tirada en objetivos más pequeños o incapacitado). El mordisco hará un daño tipo 0-3 (mínimo 1). Si la rata consigue morder, el atacado deberá realizar una tirada de vitalidad; si la falla, caerá enfermo (la rabia, el tifus, alguna enfermedad no mortal en la actualidad), si obtiene una pifia, la enfermedad será más grave (alguna de las descritas anteriormente: hantavirus, leptopirosis, criptosporidiosis o fiebre Q.
Curioso post…. No me gustaría estar en la piel de un P.J. que se viera atrapado en una marea de estos «encantadores bichitos»… 🙂
Muchas gracias por seguir creando material para Rol Negro, este gran juego lo merece. Eso sí, me temo que en este caso, en la ciudad doliente, las ratas más temibles circulan por la superficie y tienen 2 patas.
Saludos y Feliz Año Nuevo
Muchas gracias por el comentario. Y sí, estoy contigo, las peores ratas están en la superficie (y a veces paracen ciudadanos honorables).