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Dicen que Cunia no es una ciudad para vivir sino para sobrevivir. Y aunque es una exageración fruto de la leyenda negra de la ciudad, es cierto que gran parte de la población cuniense vive en el límite de gastos. Es decir, lo mismo que gana, gasta y si se compra cosas de gran valor, la mayoría de las veces es gracias a préstamos o a ventas a plazos lo que, a la larga, redunda en una mayor deuda y una proximidad mayor al límite. Estas personas están en lo que los científicos denominan equilibrio inestable. Todo funciona, pero cualquier mínima variación de las circunstancias puede provocar el desastre o la fortuna.
En esta situación, algunas personas desarrollan cierto miedo a los cambios o, dicho de otra forma, se acomodan a su situación asumiendo que es la correcta y que no debe cambiar y asumiendo que las personas que tienen autoridad para decidir por él, están haciendo lo más conveniente. Son conformistas y, en el caso del síndrome que nos ocupa, este conformismo lo aceptan de sus jefes directos. Aunque la psicología, creemos, no lo ha incluido en su lista de síndromes, es Cunia se conoce como síndrome del esclavo satisfecho o, simplemente, síndrome del esclavo.
Un personaje con este defecto no pondrá en duda las decisiones de su jefe directo en jerarquía (esta jefatura bien pudiera ser por veteranía y no un escalafón oficial). No significa que le haga la pelota o que dé muestras públicas de estar a favor, simplemente nunca estará en contra, esté o no el jefe delante y si sus compañeros fueran a realizar algo en contra de esa autoridad, él se mostrara reacio a ayudarles si eso supone poner en peligro su puesto de trabajo. Habrá que ganar un enfrentamiento de Voluntad para obligarle a hacerlo y, si eso ocurriera, el personaje tendrá +1 GD a todas las actividades sociales o manuales que realice (debido a su nerviosismo).
Un personaje con síndrome del esclavo podrá tener iniciativa, pero si está el jefe presente, esperará a ver qué dice antes de dar su opinión. A efecto de juego, el personaje con el síndrome siempre actuará en una iniciativa posterior a su jefe. Digamos que retrasará la acción hasta que el jefe haga la suya. Nota: si ya se ha decidido qué hacer, actuará normalmente mientras sea siguiendo las órdenes dadas por el jefe.
Parece ser que este defecto afecta más a los autóctonos de Cunia (los nacidos en la ciudad) que a los venidos de fuera. Es probable que sea una situación heredada del ambiente familiar.