Por: Sergio Jurado
La «macana vampiro» o «macana aioll» es un arma de cuerpo a cuerpo, una de las pocas desarrolladas de este tipo por los aioll (quienes prefieren guerrear contra sus enemigos usando virus y toxinas). En esencia es una especie de cachiporra ósea cuya forma recuerda vagamente a la de la pata de un arácnido (características equivalentes a un cuchillo). Se maneja con la habilidad Armas contundentes y, al igual que sucede con la mayor parte del equipamiento orgánico aioll, solo cuando es empuñada por un individuo dotado de genforos es posible liberar su verdadero potencial.
Si el esgrimidor se lo ordena a través de sus genforos, el extremo de la macana segrega una potente biotoxina de contacto que paraliza a la víctima, dejándola en estado Incapacitado durante tantos minutos como el resultado del dE en la TA de ataque, a menos que ésta supere una TA de VITalidad. El arma es capaz de metabolizar una única dosis de esta potente toxina al día.
La macana se alimenta de los nutrientes presentes en la sangre del portador. La alimentación lleva apenas unos minutos y se realiza a través de la empuñadura, en donde la macana posee unas ventosas especializadas que inyectan un analgésico local (así que el «mordisco» resulta completamente indoloro) antes de proceder a absorber la sangre de su amo (causando un punto de daño de golpe). La «mordedura» de la macana deja unos curiosos moretones en forma de flor en el dorso de la mano. La macana debe ser alimentada una vez al día o morirá en 1d10 días. Tres o cuatro veces a la semana excreta unas pequeñas heces negras, parecidas a las del ganado ovino, que huelen francamente mal.
Repartidos a partes iguales entre Sterea y la UPG hay registrados más de un centenar de fabricantes de macanas aioll. Aunque no son muy populares entre otras especies, estas armas ya se comercializaban en el mercado civil de la RFP antes de que los aioll emigrasen en masa a la UPG. Entonces (y también ahora) las leyes federales obligaban a que todo el bioarmamento aioll fuera fácilmente identificable a simple vista, por lo que las macanas solían ser de colores muy estridentes; una costumbre que, curiosamente, ha perdurado en la UPG.
Por supuesto, la macana da positivo en los sensores de vida.