Por: Luxor
La rana dragón vive en las orillas de los ríos y de los lagos donde haya abundancia de insectos o pequeños crustáceos. Prefiere las riberas llenas de guijarros, pero puede vivir en zonas arenosas. Tiene una cresta quitinosa a lo largo de su espalda, unas patas posteriores musculosas y unas delanteras más cortas pero igual de fuertes. Sus ojos recuerdan a los del camaleón por su movilidad, pero son un poco más grandes. El cuerpo es redondo, la cabeza es sólo una protuberancia de este y la cola es de apenas unos 5 centímetros. En total, una rana dragón no tiene más de 25 centímetros.
Una particularidad de las ranas dragón es su piel. Cuando son jóvenes, y viven más tiempo en el agua, la piel es gruesa, pero blanda y es fácil que se queden adheridas a ella los pequeños granos de arena o las piedras del fondo del lecho del río o lago. Según va creciendo, la piel va endureciéndose y engrosando y las piedras y granos quedan atrapadas en ella. Una rana dragón adulta parece cubierta de una armadura hecha de piedras que le da una protección adicional a los ataques de los depredadores. Dicen las leyendas que algunas rana dragón van cubiertas de oro en los ríos donde este mineral abunda.
Las ranas dragón son monógamas. Una vez que encuentran pareja, conviven con ella en su territorio hasta que uno de los dos muere. Sin embargo, no son muy familiares, abandonan a las crías nada más fecundar los huevos. Las ranas dragón son bastante fecundas, pero no son muchas las crías que alcanzan la edad adulta, a veces devoradas por sus propios padres.
La rana dragón tiene una lengua pegajosa con la que atrapa insectos y moluscos a un metro de distancia. A estos últimos, antes de introducirlos en la boca, los aplasta con su cuerpo empedrado para romperles los caparazones y así poder extraer el interior más blando.
Si se siente amenazada por un depredador se encogerá sobre sí misma dejando sólo la piel, protegida por las piedras, expuesta. Sólo los depredadores más pacientes o más fuertes pueden hincarle el diente. Si se siente muy amenazada o el depredador es grande (tamaño humano), saltará sobre su atacante y haciéndose una bola en el aire le golpeará. Son tremendamente rápidas en sus saltos y pueden atacar dos veces en lo que otros animales o personas solo atacarían una. Normalmente será una pareja de ranas dragón por lo que ambas atacarán a la amenaza. El golpe de una de estas ranas es comparable al impacto de un garrote en manos de una persona de fuerza media. Un par de golpes afortunados pueden noquear a cualquier desafortunado viajero. Por suerte, las ranas no son carnívoras y huirán de su agresor si consiguen derribarle.