Autor: Olef, hijo de Oleg
Me han preguntado en ocasiones si los habitantes de las salvajes tierras de Pangea llevan sus ropajes con los colores crudos de las pieles de los animales que cazan. Se imaginan, creo, que el mundo de Pangea es un mundo sin colores, que sólo se mueve entre el blanco de la lana recién esquilada al marrón oscuro del cuero curtido. La verdad es que Pangea es un mundo de colores y no sólo el intenso verde de la vegetación o el brillante rojo de la sangre. Muchos colores se pueden obtener de las plantas y de las piedras y los habitantes de este prehistórico continente descubren más cada día, tiñen sus ropas con ellos (como un símbolo) e incluso cubren algunas de sus viviendas con estos.
Aunque los procedimientos son propios de algunas razas, el conocimiento, en casi todos los casos, se ha ido extendiendo de grakin en grakin y es fácil verlo en manos de razas diferente a la original. Veamos una pequeña relación de los colores y la forma de obtenerlos:
Amarillo
Este color se puede obtener de muchas formas, los dwandir lo obtienen machando hojas de eucalipto y mezclándolas con un preparado de alumbre y agua. En este tinte introducen las prendas de lana que desean teñir. Pueden hacer la mezcla más espesa y la utilizan para dejar marcas en casas o en árboles, pero, con el tiempo, acaba desapareciendo.
Los kotai mezclan cáscaras de cebolla con la corteza de un árbol que crece en las marismas. El preparado lo hierven con poco fuego durante toda una noche y con el líquido tiñen las telas de sus ropas. Queda un color amarillo muy pálido pero que es muy resistente.
Los h’sar utilizan hojas y semillas de mango con piedras pulverizadas que llaman t’sak (una especie de sulfato de cobre). Esto creo un polvo que mancha mucho y con él cubren el cuero curtido, obteniendo un color amarillo muy intenso.
Los tikki utilizan un polvo que obtienen de una raíz. Este polvo, que también se usa como especia culinaria (es bastante picante), forma una especie de pintura al mezclarlo con aceite. Con esa pintura pintan sus cuerpos.
Verde
Los dwandir obtienen el color verde mezclando hojas de eucalipto con la corteza del árbol de la goma. Al mezclarla con agua caliente se crea un tinte con el que tiñen la lana y el cuero. El verde es bastante apagado, pero duradero.
Los tikki machacan las bayas verdes de un arbusto que da moras silvestres. Hay que coger las bayas en un momento adecuado porque si no pierden toda su capacidad de coloración verde. Dejan secar las bayas, las trituran y con el polvo tiñen su ropa y su pelo.
Marrón
Los dwaldur mezclan la cáscara de la granada (un fruto que deben comprar fuera de sus tierras) con un metal que extraen de sus minas (uno diferente al hierro y cuyo secreto guardan). Lo mezclan todo con aceite que usan luego a modo de pintura para cubrir superficies. Da un color marrón muy uniforme.
Los dwandir mezclan cáscaras de nueces con resina de arce y todo lo hierven en agua. Obtienen así un tinte de color casi negro que hace que la lana y otras prensas derivadas de pelo se cubran de color marrón oscuro.
Los medwan hacen un procedimiento similar, pero con cáscaras de cacahuetes (una modalidad especial que tiene la cáscara roja) y resina de pino. El marrón obtenido es un poco más claro que el de los dwandir.
Los tikki han copiado el procedimiento también, pero utilizan semillas de mango y aloe vera. Su marrón tiene un color más anaranjado que el de otras razas, pero es mucho más resistente, sobre todo sobre la piel.
Azul
Casi todas las razas utilizan añil para teñir de azul. Se trata de un colorante que se obtiene macerando una planta de las zonas tropicales de Pangea y que algunos chamanes aprecian también por sus virtudes para mitigar el dolor. El añil se puede usar como tinte (mezclándolo con agua) o como pintura (mezclándolo con aceite). El resultado es muy intenso. Los tikki utilizan el añil puro en sus cuerpos y cabezas. Además, este color también es apreciado por los chamanes para los tatuajes.
La principal excepción son los arwan que utilizan una pequeña planta que crece en la superficie del mar y que usan mezclada con aceite tras dejarla que se seque. El azul que obtienen es muy claro, casi del color del cielo sin nubes.
Los kotai utilizan las bayas de un sauce muy común por la zona donde están sus asentamientos. Sus bayas machadas cuando aún están frescas y mezcladas con agua o aceite tiñen o pintan de un color azul casi violeta. Cuando quieren un color más morado, le añaden cáscaras de maíz (una variedad del sur que tiene la cáscara roja).
Rojo
Los medwan obtienen el rojo de unos pequeños insectos. Primero los introducen en unos recipientes de cerámica en el fuego donde los dejan sin acercarlos mucho a la llama que se sequen, después los pulverizan y dejan que se sequen del todo al sol. El polvo que se forma se usa para hacer tintes y pinturas.
Los h’sar utilizan el mismo insecto, pero separan a las hembras de los machos y sólo utilizan a estas para sacar el color. Su tono de rojo es mucho más intenso, cercano al carmín o al púrpura.
Los tikki utilizan para elaborar los tintes de color rojo un pequeño pimiento silvestre que crece en zonas con abundante agua (pero sin llegar a estancarse). Este pimiento, que es muy picante, lo dejan secar al sol y luego lo machacan en morteros de piedra. Aunque a veces tiñen ropa con él, su uso principal es en forma de ungüento para pintar sus cuerpos. Hay muchas leyendas de animales carnívoros que han intentado devorar a un tikki, pero han huido tras oler el fuerte aroma de la «paparicra» (que es como llaman a este pimiento).
Negro
Casi todas las razas tiñen de negro utilizando carbón vegetal obtenido de la quema de un tipo específico de árbol (depende de la raza y zona). Ese carbón, mezclado con agua y aceite da un intenso color negro a las pieles. Si el árbol del que se obtiene el carbón no es el adecuado (de madera densa), el color negro será apagado, más parecido a un gris ceniza.