Número: 115. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Edna Satrústegui Iraola abandonó joven Bilbao, justo al casarse, junto con su marido Antxón rumbo a Castellón, una ciudad donde empezar su andadura empresarial. Con el tiempo, y los negocios viento en popa, Sergio, el hermano pequeño de su marido, también se trasladó a vivir a la misma ciudad. Juntos, los dos hermanos, consiguieron levantar aun más la empresa. Han pasado los años y Edna, una mujer mayor con mucho carácter, vive sola. Su marido murió hace años y no tuvieron hijos. Solo le quedan los recuerdos y la familia de su cuñado, fallecido hace pocos años: su hija Marina, Sento, el marido de esta, y Amparo, hija adoptiva de ambos, que viven en Cunia.
Edna reclama los servicios de la agencia Campoamor al cabo de unos días de la desaparición de Amparo. La policía baraja la posibilidad que sea una fuga de la menor, buscando a sus padres biológicos, pero Edna no lo cree. Es más, sospecha también del fallecimiento de su cuñado y cree que todo forma parte de un mismo plan. Siempre ha pensado que su sobrina Marina solo vive por el dinero y la posición social, y siente un escalofrío al pensar que pueda estar detrás de los dos hechos.
Una posibilidad que parece apuntalar la versión de Edna es saber que en su testamento Sergio dejaba casi la totalidad de su pequeña fortuna a su nieta Amparo, con la cual tenia un vínculo muy especial. Y no ayuda para nada el saber que la tienda de moda y la galería de arte propiedad de Marina están pasando un mal momento. La empresa familiar va capeando la crisis.
Unos pocos días más tarde un vecino de Cunia que sacaba a pasear a su perro localizan enterrado a poca profundidad el cadáver de Amparo. Se desata el infierno y la policía parece dar palos de ciego, acosa a la familia para ver si puede imputarle el caso a alguien y cerrarlo rápidamente, pone patas arriba la ciudad buscando pederastas,… La agencia tiene acceso a la autopsia donde se dice que Amparo murió asfixiada, que tenía niveles altos de una sustancia que posiblemente la había aturdido, si no dormido, y que no presenta ningún signo de violación. Todo parece indicar un entorno cercano a la víctima.
En medio de la tormenta mediática que se ha desatado tras la aparición del cadáver, apuntando directamente a sus padres, y la caza de brujas que tiene montada la policía, Clara se fija en alguien que parece estar fuera del radar de todos: Quico, hermano de Sento (tío entonces de Amparo), que trabaja junto con este en la empresa. Y su vida privada es muy interesante. Demasiados vicios y demasiadas deudas, necesita dinero. Parece claro que una vez muerto el suegro de su hermano, de muerte natural, si la hija de este 'desapareciera' toda la fortuna heredada pasaría a manos de sus padres.