Número: 179. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Muchos son los peces que habitan los ríos y lagos de Pangea. Peces que la mayoría de pescadores reconocerán nada más verlos. Esta el robusto barbo, con sus característicos bigotes y su vara de longitud. La trucha, con su cuerpo punteado. La perca, de costados rayados. O la carpa entre muchos otros. Todos ellos perfectos para alimentar a las tribus que se mantienen de lo que los ríos y lagos les ofrece.
Y entre todos ellos, agazapado entre las hierbas del fondo de los ríos, acecha un pez de gran fiereza. Ataca a cualquier otro animal pequeño que entre en su territorios, y en tiempos de hambruna, los de su especie de mayor tamaño devoran a los que son más pequeños. Se trata del lucio.
Cuando el sol brilla en lo alto se acercan a las orillas, en zonas someras con mucha vegetación, mientras que los días en que el clima empeora prefieren refugiarse en las pozas. Se trata de un animal que, en la mayoría de los casos, no supone ningún peligro para las razas inteligentes de Pangea.
Su carne es dura y su olor a lodo hace que no sea usado para la alimentación, con excepción de los drak y los h'sar, para los cuales es un suculento manjar. Sin embargo, aunque no se pesque, este animal causa más de un quebradero de cabeza a los pescadores cuando es cazado por error. Y es que no sería el primero que se lleva la dentellada de un lucio al capturarlo por error.
Generalmente, los lucios suelen rondar la media vara de tamaño, aunque muchos alcanzan casi la vara. Sin embargo, en las pozas más remotas de Pangea, se sabe de lucios enormes, que rondan las dos varas. Estos grandes peces no dudarán en atacar a cualquier criatura más pequeña que él y esto les ha hecho granjearse el nombre de pez cocodrilo.
Mordisco 16 (Daño I, cortante)
PD 19