Número: 98. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Este arbusto acuático aparece en charcas y en zonas de los ríos tranquilas, cercanas a la desembocadura o en planicies sin mucho desnivel. También puede verse en lagos si no son muy profundos. Es una planta de las denominadas tapizantes, de las que se extienden por una gran superficie sin mucha altura cubriendo una zona de la ribera por encima y por debajo del agua. Las hojas que están al aire son más oscuras que las que se quedan debajo del agua, pero ambas son verdes y grandes, como un puño. De sus tallos surgen unas hojas especializadas que desarrollan unas protuberancias bioluminiscentes de un ligero tono azulado. Los zarcillos que surgen en la zona no cubierta por el agua se mueren con rapidez al secarse al sol, pero los del agua parece que permanecen mucho tiempo. Flotan en la superficie y se mecen con el ritmo del agua. Un observador externo podría creer que en el agua se ha reunido un grupo de seres mágicos y están danzando de forma acompasada (de ahí el nombre de la planta). Los zarcillos luminosos son muy pegajosos y tienen espinas en forma de anzuelo, curvados hacia fuera
En general, sobre todo por la noche, las luces atraen a muchos insectos que revolotean encima de las luces llegando incluso a tocarlas. Al hacerlo, se quedan pegados en la resina, sus movimientos en la superficie del agua atraen a algunos depredadores (principalmente peces, pero también anfibios o reptiles insectívoros). Cuando estos intentan capturar al insecto, los anzuelos se clavan en su boca dejándoles atrapados donde acaban muriendo si no consiguen librarse. El peso de la presa hace que el zarcillo caiga al fondo del río, enterrándose bajo las hojas de la planta donde, al descomponerse, servirá para alimentarla.
La planta no tiene mucha fuerza y no representa un peligro para las criaturas grandes, pero los anzuelos son bastante irritantes (fruto de una sustancia urticante que segregan al romperse) y cualquier incauto que toque la planta pasará un par de días con bastantes molestias. En la zona fuera del agua, crecen los frutos de la planta, que son similares a las sandías en sabor, pero de un tamaño más pequeño. Se conocen con el nombre de "melones de sangre" y son un manjar muy apreciado. Sólo los recolectores más veteranos son capaces de recogerlos sin arañarse con los anzuelos resecos bajo las hojas de las luces fatuas.
Luces fatuas, al ser una planta, no tienen atributos y características como otros animales de Pangea. Su FUE será de 2 y el veneno de sus anzuelos se considera de tipo 0.