Número: 113. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Las "bestias de caza" (a falta de un nombre mejor) son una especie de animales que, en ocasiones, los boron emplean durante las cacerías rituales que realizan en la superficie de los planetas.
Si bien se desconoce su planeta de origen (presumiblemente situado en el brazo iroiendi), los científicos han podido examinar en repetidas ocasiones los cuerpos de algunos especímenes que han sido abatidos y dejados atrás. Las bestias son una especie terápsida, por lo que presentan un aspecto a medio camino entre los reptiles y los mamíferos, con una poderosa y enrevesada estructura ósea dotada de protuberancias, colmillos externos y dientes lo bastante afilados para causar graves heridas a sus presas. Tienen un pésimo carácter, una increíble tolerancia al dolor y una tremenda resistencia física, siendo necesarios muchos disparos para abatir a una de ellas. No es de extrañar que los boron los aprecien como mascotas.
Las bestias son omnívoros gregarios; en estado salvaje se reúnen en grandes manadas que pueden llegar a contar con docenas o incluso cientos de individuos, con un imponente macho alfa a la cabeza. Algunos cazadores boron las capturan cuando todavía son crías y las adiestran para servir como animales de rastreo y hostigamiento, haciendo que ataquen a sus presas para comprobar cómo reaccionan, con el objetivo de analizar su armamento y examinar sus tácticas. Las bestias están entrenadas para responder al sonido de un silbato, regresando junto a su amo antes de que maten o hieran de gravedad a sus presas (dejando a los boron sin nada que cazar). Una táctica clásica consiste en azuzar a las bestias contra un grupo, haciendo que éste se disperse para luego cazarlos de uno en uno.
Las bestias son animales exclusivamente diurnos. Al atardecer su metabolismo se ralentiza y pronto comienzan a aletargarse, buscando la compañía de sus congéneres y formando manadas compactas. Esto ha hecho pensar a los etólogos que en su planeta natal carecen de enemigos naturales. Duermen de pie y, a pesar de su fino olfato, su sueño es muy profundo. Existe constancia de un caso en el que un grupo que estaba siendo acosado por un cazador boron pasó junto a una manada de bestias dormidas, sin que ninguna de ellas despertase.