Número: 113. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
La tranquilidad de una mañana aburrida se ve interrumpida cuando Mariana, una de las vecinas de la localidad, entra en el cuartelillo como alma que lleva el diablo. Está muy sofocada, con la cara colorada y le cuesta recuperar el resuello antes de hablar. Unas palabras amables y dos buenos tragos de agua del pozo que Padilla hace que Chaparro le traiga, hacen explicar a la mujer lo que ha visto: ¡un muerto en su era!
Prestos, la unidad se dirige a los campos de cultivo de la pobre Mariana, que ya más aliviada, les acompaña desde la distancia. Efectivamente, entre algunos aperos de labranza, yace el cuerpo de un desconocido. Ha muerto de un balazo, pero la cantidad de sangre en su ropa y en sus pantalones invitan a creer que le dispararon hace horas. ¿Quién es ese muchacho? ¿Qué hace ahí? Y lo más importante, ¿quién le ha matado?
Las investigaciones de Rojo y Oro les permitirán descubrir que el fallecido era un espía, pero no está claro un espía de qué bando. El mensaje cifrado que porta no aclara a quién debe entregarse ni qué dice. Descubrir el destinatario sólo será la primera parte del problema, ya que la muerte ha descubierto a un agente en el municipio que da caza a los correos y amenaza la neutralidad, duramente defendida, de la localidad. Un agente, sí, pero de qué bando...