Número: 84. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
El sujeto nace a las afueras de París el 3 de Abril del 1774. Ya desde el primer momento muestra una nula predisposición para el trabajo. Pasa los días holgazaneando, trabajando lo justo para aplacar las iras de su padre: un humilde jornalero que ve con malos ojos como se echan a perder dos brazos jóvenes y fuertes.
Con apenas 8 años abandona el hogar paterno y comienza a realizar encargos para Emile Mitrand, el dueño del burdel "Le Bon Voyage". Principalmente se dedica a llevar y traer mensajes entre el dueño y los clientes dignos de un trato más discreto.
Pasa 3 años trabajando a cambio de comida y alojamiento. Empieza a estrechar lazos con la clientela más exclusiva del local, entre la cual se encuentra Madamme Juliette Manach: una acaudalada ciudadana de despreciables costumbres para quien comienza a trabajar.
Inicialmente los trabajos son robos de poca monta y pequeñas gamberradas que tienen como objetivo los principales enemigos de Madamme Manach, pero a los 18 años ya cuenta con 4 asesinatos a su espalda y varios robos de gran magnitud.
Su situación cambia cuando el 24 Agosto de 1792 Madamme Juliette Manach es ajusticiada entre el clamor popular al descubrirse las atrocidades que había cometido. Empieza una oleada de detenciones y Gustave encuentra en el ejército imperial la mejor opción para sobrevivir.
Sus problemas para aceptar la disciplina le llevan a grandes disputas con los oficiales, siempre destinado a los peores frentes de guerra. La fortuna está de su lado y sobrevive hasta llegar a España, momento en el que entra en nuestro destacamento.
Cuando las tropas pasan de formar parte de un ejército de conquista a uno de ocupación, la incapacidad de Gustave para acatar la más mínima disciplina se hace cada vez más evidente. Conforme se va acomodando se vuelve más irreverente, bebe sin moderación y fomenta el juego y otros vicios entre las tropas.
Tal comportamiento pone en alerta al oficial al mando. Comienza un pulso entre ambos en el que Gustave pasa la mayor parte del tiempo en el calabozo o sujeto a castigos que, pese a su dureza, no consiguen doblegar la voluntad del soldado. La situación llega a tal grado que las penas rozan un nivel de brutalidad superior incluso a los peores castigos de la disciplina prusiana.
Llega un momento en que Gustave, dejado por imposible, pasa los días encerrado en el calabozo, hasta que una brumosa noche de invierno consigue acabar con el carcelero y, oculto entre la niebla, escapa. Ninguna de las batidas tiene éxito. Dado lo crudo del invierno y estando en territorio hostil, Gustave es dado por muerto.
El destacamento vuelve a la normalidad hasta que en la madrugada del 13 de marzo de 1810 los guardias dan la voz de alarma porque se ha declarado un incendio. El oficial ordena salvar la munición y la pólvora del fortín. Alguien cierra y prende el edificio desde fuera. La fuerte explosión acaba con los soldados e imposibilita la búsqueda de los intrusos. Junto a la puerta del fortín se encuentra el cadáver del oficial al mando, muerto de un disparo.
La siguiente información está extraída únicamente de la declaración del recluso Jerôme Vitriande, compañero de celda de Marçon, por lo que no ha podido ser contrastada debidamente. No obstante, ciertas coincidencias parecen indicar que nos hallamos ante datos verídicos.
En sus conversaciones, Gustave Marçon, muestra claramente un profundo odio para con el oficial al mando. Habla en más de una ocasión de un montañés, que nombra como Timonet, a quien vende los objetos ganados jugando a las cartas y en sus incursiones particulares.
A ese mismo hombre se refiere en el momento en que es encarcelado por tiempo indefinido y ofrece a Vitriande la posibilidad de escapar ayudados por el lugareño de las montañas.
Los conocimientos del lugar, las guardias, el emplazamiento del fortín y demás información necesaria para llevar a cabo el ataque sólo podía conocerlos alguien desde dentro. Por otro lado ningún soldado tenía noticia del llamado Timonet. Por lo que, pese a lo dudoso de la fuente, todo parece indicar que Gustave Marçon sigue con vida y se encuentra junto a Diego Villaseca y Joan Xiscle.
Gustave Marçon es un hombre víctima de los placeres más mundanos. Indisciplinado, egoísta, pendenciero, capaz de cualquier cosa por conseguir sus propios fines. Incapaz de comprometerse con nada, la única razón por la que debe seguir junto a Villaseca y compañía es porque es un soldado francés entre españoles y un traidor entre los suyos.
Esbelto, de baja estatura y constitución fibrosa. Rostro enjuto, desafiante y nariz prominente. Cabello rojizo que cubre una frente apenas existente juntándose con dos ojos pequeños de un color verde grisáceo.