Número: 207. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Si desea trasladarse cómodo y seguro, Limusinas Cunia le ofrece el mejor, y más puntual, servicio de trasporte. ¡Viaje elegante, viaje en Limusinas Cunia!
Somos una empresa bastante conocida por la clase alta de la ciudad, particularmente por los jóvenes, que usan sus servicios para desplazarse a fiestas y otros eventos.
En este momento, disponemos de una flotilla de diez vehículos de gran lujo, diez de tipo medio y otras diez, más pequeñas, destinadas a la clientela de la clase media.
Las de categoría Gran Lujo son las más grandes que la ley permite circular, e incluyen cualquier cosa que el cliente pueda solicitar (algunas de ellas pueden servir para fiestas o reuniones privadas, pudiendo albergar hasta veinte personas), tiene asientos de felpa y suficiente espacio para que los pasajeros puedan moverse a sus anchas. Dos de ellas disponen de jacuzzi. Todas ellas están blindadas (FP 12, 8 en las ventanas)
Las de Clase Lujo son más modestas, pero aun así ofrecen servicios similares a las de Gran Lujo, con sus limitaciones de espacio (un máximo de diez personas) y ninguna tiene jacuzzi. Tienen el mismo blindaje que las anteriores.
Las de Clase Confort, más pequeñas, ofrecen lo esencial del lujo a un precio más asequible. Con un espacio máximo de seis pasajeros, incluye una decoración lujosa y una botella de champán. No están blindadas.
Todos sus conductores son profesionales con mucha experiencia en el puesto (conducir: coche 21), así como diversos cursos de guardaespaldas profesionales para saber cómo actuar en caso de emergencia, como intentos de secuestro, robo, suicidio…
En su origen, Limusinas Cunia se remonta a la primera mitad del s. XX y ofreció sus servicios ininterrumpidos hasta que fue adquirida en los sesenta por una empresa perteneciente a Don Víctor. En este nuevo periodo, no cambió demasiado su cometido y la emplearon como una forma segura de transporte por la ciudad diversos personajes turbios. En ellas se cerraron bastantes acuerdos y muchos maletines cambiaron de manos. Fue un negocio muy lucrativo hasta que, con el cambio de siglo, y milenio, cambió el paradigma.
Las nuevas tecnologías de la información proporcionaban salas virtuales y acceso a la Dark Web, lo que implica que la necesidad de lugares físicos discretos para encuentros eran cosa del pasado. Los maletines se sustituyeron por criptomonedas y las reuniones se realizaron en foros privados. Al final, Don Víctor decidió desprenderse del negocio, que, además, solo disponía de una flotilla de viejos vehículos analógicos.
En 2005 un desconocido Alfredo Villuela, un empresario cuniense al borde de la bancarrota, decidió arriesgarse y comprar el negocio a precio de saldo. Hipotecando sus últimos activos y vendiendo los viejos vehículos a coleccionistas y museos de automóviles, consiguió suficiente liquidez para comprar unos nuevos y relanzar la marca como una empresa perfectamente legal que nada tenía que ver con la etapa de Don Víctor.
Las familias adineradas más tradicionales se resistieron en un principio, temiendo que la mala reputación pudiese asociarse a sus apellidos. La clave estuvo en las nuevas generaciones, que empezaron a usar sus servicios como divertimento y una forma de medirse entre ellos.
Desde entonces el negocio ha vuelto a florecer y es uno de los más lucrativos de la ciudad, proporcionando servicio de calidad adaptándose a las diferentes capacidades adquisitivas de sus clientes.
Este paquete, el más costoso, ofrece un servicio integral incluido en una de las limusinas Gran Lujo, con barra libre de todas las bebidas de primeras marcas y comida. La opción de pinchadiscos queda a petición del cliente. La tarifa es de 500,00€ por kilómetro (600,00€ si emplea el jacuzzi, las normas de la empresa prohíben específicamente usarlo sin traje de baño apropiado o directamente sin ropa).
Este servicio se presta en una limusina Clase Lujo. Similar al anterior, tiene barra libre en las bebidas y tentempiés. No tiene opción a pinchadiscos ni jacuzzi. La tarifa es de 300,00€ por kilómetro.
También conocido como el de los pobres por la gente bien de Cunia. Ofrece una botella de champán en una limusina clase Confort. Cuesta 50,00€ por kilómetro.