Número: 144. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Los cordadores son una herramienta fabricada originalmente por los dwandir, cuyo secreto fue robado hace ya algún tiempo por los arteros tikki. Se trata de una pieza de marfil de mamut tallada, de una mano de longitud, que posee tres o cuatro agujeros.
El cordador se hace girar sobre sí mismo mientras las fibras vegetales pasan a través de los agujeros, una técnica que les permite trenzar cuerdas muy superiores a las empleadas por las demás razas del continente. Por lo general, las cuerdas tikki son gruesas y pesadas, elaboradas con las lianas más fuertes de la selva. Por el contrario, las cuerdas de los dwandir son finas y ligeras y, según se cuenta, están hechas con los largos y suaves cabellos de fieras mujeres dwandir (un hecho que no ha sido nunca ni confirmado ni negado por éstos).
Sea como sea, tanto tikkis como dwandir protegen celosamente el secreto de los cordadores, así que éstos rara vez son vistos más allá de las fronteras de sus tierras. En el grakin de Aguaclara, Vir el Chico, un tikki que comercia con toda clase de objetos y ornamentos, posee un cordador, el cual esconde entre la ingente cantidad de cachivaches que almacena en su choza. Un segundo cordador aparece por el grakin esporádicamente cuando arriba Laisa, una dwandir que recorre el camino entre el hogar ancestral de su clan y Aguaclara dos o tres veces al año, trayendo consigo las apreciadas y caras cuerdas dwandir a los grakines y asentamientos que hay entre ambos. Laisa es una dwandir de edad madura que oculta su cordador en su persona en todo momento. Viaja acompañada de tres o cuatro mujeres armadas con arcos, que saben usar con letal destreza. Por supuesto, tanto Laisa como las jóvenes dwandir que la acompañan durante sus expediciones comerciales no dudarán en matar a cualquiera que trate de quitárselo.