Divergencia (VI)

El día 29 de septiembre de 2003 es otra de esas fechas importantes, aunque hoy día no esté ligada a conmemoración alguna. Quizá debería estarlo.

Dispuesto a denunciar lo que ocurría con los posthumanos, Ray huyó la noche del 28 de las instalaciones de Genotech y contactó con una periodista llamada Mónica Gascón, conocida por su firme código ético. Mónica logró convocar en 24 horas una rueda de prensa, pero no mantenerla lo bastante en secreto para evitar lo que ocurrió en ella. Tiempo después, se ha sabido que alguien encomendó el asunto a un agente quimera llamado “Fafnir”. Por suerte, Fafnir no logró localizar a Adams antes de la rueda de prensa y se vio obligado a organizar el asesinato para ese momento.

Richard Masoner

La última planta del Hotel Arnhem era la reservada para el acto de comunicación pública. En el momento de entrar a la sala, Adams iba cubierto con gabardina y sombrero y seguido de la periodista de la Séptima, cubierta a su vez por gorra y gafas de sol. No dió tiempo a dar comienzo al acto. El asesino disparó desde el edificio de enfrente y la cabeza de Adams saltó hacia atrás por el impacto de bala. Pero el agente había errado el tiro.

En un acto de carácter profesional y para mayor seguridad de su protegido, la periodista había cambiado de indumentaria con Adams en la ruta hacia el hotel. Era ella la abatida. Adams, haciendo honor a su nombre en clave de campo, «Backfire», tuvo tiempo de volverse hacia la ventana y lanzar una andanada de fuego de microondas contra el edificio de enfrente, mientras las cámaras presentes grababan todo para sus respectivas cadenas.

Ray disparaba casi a ciegas. El asesino sólo tuvo que mantenerse frío un par de segundos, mientras los cristales de las ventanas estallaban y se derretían a su alrededor, antes de volver a apretar el gatillo. El tiro derribó esta vez al blanco correcto.

Al cesar los disparos, uno de los cámaras se acercó a Ray. Moribundo, el indalo logró hacer una breve declaración, alertando al público de la existencia de posthumanos utilizados por gobiernos y empresas para acciones encubiertas. La historia se emitió casi de inmediato y todos la pudimos ver en cuestión de minutos. La noticia resonó por todo el globo con fuerza. Se había roto la cortina de silencio y la gente comprendió que los cómics que leían se habían hecho reales.

La imagen es de Richard Masoner y tiene licencia CC-by-sa.

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