1808 – Artillería en las guerras napoleónicas (I)

Autor: Luis A. Minguez «Taru»

Categorías, clases de munición y mecánica de funcionamiento

Introducción

Si ha habido un arma que haya sido efectiva durante las guerras napoleónicas, por el número de batallas en las que fue un elemento decisivo, esa es sin ninguna duda la artillería. En este primer artículo se resumen las categorías de artillería en tierra, clases de munición y como era la mecánica de disparo. Hablaremos por norma general de cañones para referirnos a las piezas de artillería pero hay que señalar que existían otras piezas de artillería con diversas funciones pero similar funcionamiento.

Categorías de artillería

Dentro de la artillería existen tres tipos:

  • Artillería montada: Los artilleros iban a caballo junto a las piezas de artillería. Esta artillería, que tenía más movilidad, tenía como función principal apoyar a la caballería y normalmente estas unidades estaban formadas por piezas de 6 libras.
  • Artillería a pie o de campaña: Las baterías eran desplazadas a pie por los artilleros. Normalmente lo componían piezas de 4, 8 o 12 libras.
  • Artillería de guarnición y de sitio: Estaba formada de piezas desde las 4 a las 24 libras de todo los tipos: cañones, morteros, obuses…. y no estaban pensadas como piezas móviles.

Regimiento Artilleria a pie Sevilla

Las baterías de artillería contaban por norma general por seis piezas (cañones y algún obús de apoyo). Los cañones describían una trayectoria casi horizontal y se clasificaban por el peso del proyectil que lanzaban, mientras que los obuses podían describir un arco amplio y se clasificaban por su calibre.

Tipos de munición

Las piezas de artillería durante las guerras napoleónicas eran una versión a gran escala de los mosquetes que usaba la infantería. Carecía de mecanismos para amortiguar el retroceso y los soldados debían volver a situarlas en la posición óptima tras cada disparo. Los proyectiles que se disparaban en los cañones eran de 3 tipos, y se usaban unas u otras en función de la efectividad frente a la distancia:

  • Bolas metálicas sólidas redondas
  • Bolas metálicas huecas, cargadas con explosivo y de las que sobresalía una espoleta. Tenía una gran capacidad incendiaria.
  • Bolsas o latas de metralla (bolas pequeñas o improvisando con clavos, cristales o pequeñas piedra) Se usaba para diezmar rápidamente las líneas de infantería.

Mecánica de disparo: carga, apunta, dispara y limpia

Mover e instalar este tipo de armas en el campo de batalla no era tarea fácil. Cada cañón incluyendo las municiones) necesitaba una media docena de caballos para su transporte y una docena de personas para su mantenimiento, manejo etc. Pero no solamente había que buscar el emplazamiento adecuado, que casi nunca lo era, si no que además había que preparar otros elementos de carácter defensivo como trincheras o parapetos, para los cuales era necesario usar pico y pala. Unido además a que cada tras disparo había que recolocar la pieza de artillería por el retroceso, es fácil adivinar que los artilleros eran unos soldados con gran corpulencia y resistencia.

Agustina Zaragoza Domenech(Augusto Ferrer Dalmau)

Cargando un cañón

Los pasos a seguir para cargar un cañón eran:

  • Insertar la carga de proyección que era un pequeño saco de pólvora negra cuyo peso variaba en función de la distancia a la que se quisiera disparar y el tipo de proyectil.
  • Insertar el taco que era elemento que se interpone entre la pólvora y el proyectil.
  • Insertar el proyectil

Estos elementos se podían introducir juntos o separados y se empujaban con hasta el fondo del cañón desde la boca con una herramienta llamada atacador. Es fácil de deducir que si los elementos eran introducidos juntos la cadencia de disparar era mayor que si se introducían por separado.

Después de tener introducidos los elementos anteriores se introducía un punzón por el oído del arma para perforar la carga de proyección y se rellenaba el agujero con pólvora más fina que será la encargada de cebar la carga principal. Esta última cantidad de pólvora era muy sensible a la lluvia o al viento, y no era extraño que los artilleros taparan el agujero realizado con el punzón.

Apunta y dispara

Ahora era cuando se acercaba el momento del disparo y para ello se seguían los siguientes pasos:

  • Apuntar al objetivo. Lo primero era darle la dirección correcta y era dónde los artilleros, usando sus músculos y una serie de palancas, orientaban el cañón hacia el objetivo.
  • Estimar el alcance del lanzamiento usando una escuadra y una plomada. Para darle la inclinación necesaria al cañón se usaban cuñas o un tornillo.
  • Aplicar un fuego a la carga de cebo para producir el disparo.

Limpieza del cañón

Después de cada disparo los cañones además tenían un proceso realmente importante. La pólvora negra usada tiene una velocidad de deflagración no muy rápida, que permite carga el cañón sin peligro de que reviente. Pero en el ánima pueden quedar pavesas incandescentes que podrían prender la carga y herir o matar a los artilleros que estuvieran realizando la carga. Para evitar esto se usaba una herramienta llamada lanada para dejar bien limpia el ánima.

Una vez limpia el ánima, se introducía el sacabalas para extraer la parte de la carga de proyección dado que no se hubiera consumido, quedando el cañón listo para disparar de nuevo.

Al no existir ningún elemento que amortiguara el retroceso de cañón era necesario colocarlo de nuevo para el siguiente disparo

Conclusiones

Todas estas maniobras hacían que la cadencia de disparo fuera de entre 1 y 3 minutos, y además estuviera ligado al estado físico de los artilleros. El esfuerzo físico que sufrían era inmenso y no era extraña la batalla en la que no se hicieran unos 200 disparos. Además, se corrían otro tipo de riegos entre los que se encontraba la exposición al enemigo que se podían encontrar los artilleros si había brechas en las líneas de infantería o que la vida útil del cañón llegara a su fin (entre 2000 y 3000 disparos) y este reventase llevándose por delante a toda la dotación de artillería.

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