Número: 123.     4ª época.     Año XXI     ISSN: 1989-6289

123 > Ambientación > Sistemas > La Nube de Xam (Exo). Por: Kennell

 

La nube de Xam

Calificada por algunas fuentes como restos de la nebulosa de la galaxia, la nube de Xam se ubica a unos 10 años luz del sistema doble de Tesaubo en dirección al vacío. Los científicos no se ponen de acuerdo sobre su origen, pero sí tienen claro que no procede de la formación de la galaxia. La teoría más aceptada entre los astrónomos de la zona es que son los restos de un sistema estelar que nunca llegó a formarse por razones desconocidas. A simple vista presenta bandas de color azul oscuro y de rojo apagado que van cambiando lentamente y que son un espectáculos en los cielos tesaubanos. Observada con otras frecuencias, la nube de Xam presenta corrientes de gran energía circulando de forma caótica en su interior.

La nube desde el sistema Tesaubo

La nube tiene cierta forma tetraédrica achatada con los vértices muy redondeados y con unos 15 años luz de lado y unos 5 de altura. El 94% de su composición es hidrógeno ionizado, un 4% es helio y el resto son diversas partículas en estado sólido que se han visto atrapadas en las corrientes de la nube. Se cree que no hay planetas ni estrellas en su interior, pero los sensores no son capaces de profundizar como para asegurarlo. Se desconoce cual es el mecanismo gravitacional que ha impedido que la nube se haya dispersado en el espacio. El brillo de la nebulosa es producto de la fricción de las moléculas de gas que forman la nube.

El nombre de Xam procede de una vieja historia en la que Xam, el héroe de la misma, recibía la nube como dote de su extraña prometida que decía que procedía de ella. La historia de ambos es bastante tortuosa porque ella tienen un plan para esclavizar a todos los habitantes del reino de Xam y el héroe se debate entre el amor por la bella mujer o el amor por sus gentes. Una historia sin fundamento científico ni histórico y que sólo ayudó a poner nombre al accidente galáctico.

El hidrógeno de su composición es un fuerte atractivo para algunos capitanes que no han oído las historias de la nube o no han querido darle crédito. A sólo un salto subespacial de Tesaubo es una hipotética fuente de combustible barato, no pasan muchos meses sin que algún insensato desaparezca en la zona. Las autoridades espaciales de Tesaubo prohíben viajar a la nubes y los seguros contratados allí, y en algunos sistemas cercanos, tampoco cubren viajes a esa zona. Esto no desalienta a los valientes o estúpidos y sus naves desaparecen sin dejar rastro y alimentando la leyenda de la nube de Xam.

Una de las creencias más extendidas en Tesaubo es que la nube es un ser vivo del vacío exterior que se coló en la galaxia por accidente y devora a las naves para hacerse con sus preciados materiales pesados de los que se alimenta. Los que creen en ello, afirman que el envío de naves es lo que hace que la nube no regrese al exterior de la galaxia porque el alimento le llega sin esfuerzo y temen que un día sea consciente del origen de las naves, se acerque a Tesaubo y devore todo el sistema.

Los viejos lobos espaciales afirman que la nube de Xam es en realidad un enorme colonia de corlomones (Exopedia, pág. 36) o la incubadora donde han nacido esas malditas redes espaciales y que los pilotos que visitan la nube son destruidos por las descargas eléctricas de millones de filamentos asesinos.

Los científicos menos supersticiosos afirman que la nube genera potentes campos magnéticos y eléctricos y que las naves que se acercan a ellas se ven sometidas a fuertes descargas que las dejan inoperativas y a la deriva, cayendo a la nube y siendo destruida por ella lentamente.

Sea cual sea la teoría real, por ahora nadie ha vuelto con una respuesta.