Número: 49. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Lingan es una pequeña tikki, que implica de manera indisoluble, el aspecto más alegre y despreocupado de la Caravana [ver artículo], un adorable incordio sin el cual, muchos de los miembros que la componen, verían su vida mucho más gris y miserable.
Lingan nació en un pequeño poblado tikki, en un lugar de confluencia entre el bosque dwandir, y las regiones h'sar. Como es de suponer, la presión de ambos "frentes", y la propia naturaleza de estos pequeños seres, hizo que sintiese desde muy niña, el deseo de viajar y ver mundo, o por lo menos, de alejarse lo máximo posible de su gente, tan artera, taimada y traicionera, durante la mayor parte del tiempo. Y es que, si bien es imposible evitar cierta afinidad o hábito adquirido dentro de una raza, Lingan difería de sus congéneres en que esa actitud se tornaba en un deseo de travesura inocente y genuina, y no un intento de pisotear a tu prójimo y sacar beneficios de paso. No fue muy tarde, cuando tuvo edad para valerse por sí misma, (y habiendo comprobado que sus aptitudes musicales eran un verdadero don, y con el que podía ganarse bien la vida), que partió lejos, hacia el horizonte, donde se encontraba el lugar más maravilloso de la tierra, un lugar donde había innumerables razas de las cuales poder beber su cultura, historia y canciones: Aguaclara. Es aquí donde Lingan invertiría prácticamente una mano de inviernos, haciendo fortuna (sobreviviendo, más bien), cantando por las noches en la taberna de Crata, mientras al mismo tiempo, gastaba su exiguo estipendio comprando cosas intangibles, pero para ella igualmente valiosas: Historias de lugares lejanos.
Es en ese momento, cuando, habiendo oído hablar de Wotan [ver artículo] y su gente, al llegar a Aguaclara, tomó la firme decisión de unirse, les gustase o no. Y si alguien en un principio no deseaba su presencia, actualmente, pocos lo reconocerán.
Lingan es realmente menuda, incluso para los estándares tikki. Sin embargo, lo compensa con una agilidad asombrosa, y una enorme capacidad para hablar sin parar, consiguiendo cualquier tipo de sentimiento en su interlocutor, desde alegría, melancolía, o más frecuentemente (sobre todo si es un ogro o h'sar) irritación mayúscula. Siempre esta de buen humor, dispuesta a jugar, participar en chanzas y alegrías. Es la que levanta el ánimo cuando parece que no hay esperanza, e incluso Wotan y Vald, se han sentido reconfortados con sus palabras. Piensa en ella en algo así como Tasslehof, de la Dragonlance, pero ni de lejos tan irritante, e infinitamente más responsable.