Número: 234. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Los avatares de la existencia me separaron durante años del mundo de los eventos cosplayers, normalmente ensalzadores de la cultura japonesa, el anime, el manga y trivialidades aledañas. Gracias a las deidades frikis este año volví a esta clase de eventos, y afortunadamente le he vuelto a coger el gusto. Al final, como afición sana que la considero, la desarrollo libremente con gente parecida a mí: he tenido la suerte de formar un grupo en el que tenemos edades similares, aprendemos los unos de los otros, nos ayudamos e incluso nos prestamos el material; tenemos gustos parecidos y compartimos aficiones además del cosplay, como los videojuegos o los juegos de rol. Sí, los juegos de rol.
Reconozco que cuando me enteré que no era el único rolero me entró alegría. Es fácil encontrar aficionados del videojuego en muchos entornos, y en nuestro país es relativamente sencillo ver a personas mezclar el mundo de los juegos de mesa con el de los juegos de rol. Yendo al tipo de convenciones previamente mencionado es muy sencillo encontrar aficionados al cosplay y al manga o al anime, por no decir que a la totalidad de la población asidua a tales eventos. ¿Pero a los juegos de rol? No son cuervos blancos o agujas en un pajar, pero no es la afición más normal en esos entornos.
De hecho, fue gracioso cómo me enteré: al primer evento que fui en mi reenganche me quise poner un cosplay (un disfraz) de un personaje propio y creado por mí (llamados OC, original characters); aquel personaje era un mago semielfo. Allí que iba con la gente de una de las asociaciones donde milito, cuando fui conociendo a esas personas que ahora son parte de mi círculo social friki. La conversación fluía bien, y en un momento me preguntaron de dónde salía aquel mago, por lo que mencioné el asunto del rol. Ahí unos pocos saltaron y mencionaron que no solo les mola el rol, sino que tenían una partida en ciernes y ahí surgió un nuevo foro en el que nos pusimos a contarnos los futuros personajes para una nueva campaña.
Realmente no me pareció algo extraño que a la gente le guste el rol (veo en diversos círculos que poco a poco se va extendiendo), pero sí fue una sorpresa encontrarme a gente con este hobby en ese curioso y variopinto entorno. Además, las edades de estas personas son bajas, rondando entre los dieciocho y los veintiséis años aproximadamente. Personas jóvenes interesadas en la afición. ¡Larga vida al rol! El estereotipo del rolero friki con camiseta acorde metido con cuatro colegas en un sótano tirando dados esperando la pizza cada vez se me antoja más lejano.
No solo nos pusimos a platicar de nuestro hobby, nuestras partidas y algunos temas relacionados; también nos calentamos, como suele pasar, y dijimos de montar alguna aventura, e incluso jugar con cosplay; ya veremos cuándo ocurre, esto ocurrió en febrero y se están redactando estas líneas en octubre (nadie se ha movido para ello, todo sea dicho). Nos hemos vuelto a ver en más ocasiones, y en algunas de ellas el tema ha vuelto a salir; nos contamos la evolución de las partidas y las ideas que tenemos. Es decir, que con cierta regularidad esta gente cosplayer ejerce su segundo hobby.
Es curioso cómo las deidades frikis juntan personas, y lo que es mejor, cómo esas personas compaginan sus aficiones e incluso tienen la capacidad de unir tales hobbies en un mismo espacio y tiempo. La extensión del rol no es algo que me extrañe; todo lo contrario, me parece normal en este mundo hiperconectado en el que es fácil informarse y comunicarse. Que el mundo cosplayer se una al mundo rolero es también una buena noticia, pues tal hecho permitirá la extensión de ambas culturas.
Es más, ya se está normalizando ver a cosplayers llevando a personajes del mundo del rol, como los de la 3ª entrega de una saga de videojuegos basada en el juego de rol de fantasía más extendido y famoso del mundo; vale, son personajes de videojuego, pero de un videojuego basado en los mundos de un juego de rol. De hecho, ya hay concursos y pasarelas cosplayers que se centran en el rol, donde los frikis que les gusta tirar dados como un servidor podemos lucirnos y mostrar al público que el rol existe. Incluso hay pasarelas y concursos donde aceptan OC, y cuando te pasan el micrófono te permiten explicar de dónde proviene el personaje. Hay quien con curiosidad te pregunta al bajar del escenario sobre el tema, e incluso a pedir alguna foto.
Definitivamente, ambas aficiones pueden llegar a coexistir, a convivir e incluso a hacer sinergia la una con la otra. Se puede ser cosplayer y rolero, sin lugar a dudas, e incluso montar partidas de rol en las que ir con cosplay (disfrazado, vaya) sea un extra que ofrezca inmersión y diversión a la mesa de juego.