Número: 200. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Más allá del sector Coco
El altavoz de la nave bajo ataque enemigo crepitó:
"Nos dijeron que éramos engendros y nos dieron caza; nos dijeron que no éramos aptos y nos persiguieron; nos dijeron que éramos una aberración y convirtieron nuestras casas en eriales atómicos. Si hoy agachamos la cabeza, les estaremos dando la razón. ¡Luchad! ¡Luchad génicos! Porque hoy puede que sea la batalla definitiva, pero si lo será para esos engendros alados que el enemigo ha enviado a por nosotros…"
Las palabras continuaron, pero el estruendo de la esclusa al saltar en mil pedazos las ahogó un instante; el ruido de los disparos lo hizo el resto del tiempo. Aquellos demonios con alas eran capaces de cubrir toda una estancia con sus armas en lo que ellos tardaban en abrir un tercer ojo o en recargar con su tercer brazo. Todos cayeron en el primer envite. La sangre, tanto la roja de los sistemas primarios, como la verde de los secundarios, salpicó las paredes.
"Solo es la primera línea de defensa. ¡Seguid resistiendo génicos!"
Las tropas de asalto veddias continuaron avanzando, pero el diseño defensivo e intrincado de las naves les hacía avanzar muy despacio. Al doblar un recodo, uno de ellos con cuatro piernas saltaba sobre el primero y detonaba una bomba que llevaba en el pecho. Varios morían o quedaban heridos.
"Si pueden sangrar, pueden morir"
Las explosiones no estaban ayudando a la integridad de la nave, que no siempre fue muy buena y el soporte vital empezaba a fallar. Los malditos asaltantes con sus pieles resistentes no parecían afectados, pero a ellos les faltaba el aire, quizás no era tan buena idea tener que llenar tres pulmones. También tenían frío, hasta que una de las balas les alcanzaba y dejaba de sentir nada. Menos mal que su sistema nervioso tenía la capacidad de desconectarse.
"No podrán aguantar mucho. ¡Resistid! Nuestra hora aún no ha llegado."
Pero la resistencia se había convertido en una quimera. Intentaban cerrar las compuertas, que no siempre habían funcionado, para preservar el aire, pero había agujeros en los mamparos y era un intento fútil. No podían huir, no podían resistir, no podían respirar. Más disparos.
"Ya están ante mi puerta. Así es como muere un génico."
Un disparo en el altavoz, luego silencio…