Número: 200. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
En su juventud, Alejandro Molentes, también conocido como Don Víctor, paseó por las oficinas de algunas productoras de cine y televisión, con la intención de tantear posibles negocios paralelos. Puso dinero en varias producciones durante bastante años pero acabó considerando esta forma de lavar dinero negro menos eficiente que otras y acabó abandonando estos partenariados.
Sin embargo, fruto de esos años nació una relación sentimental con una actriz, cantante y vedette italiana que por aquel entonces despuntaba. El Alejandro Molentes de entonces era un hombre que gustaba de compañías diversas, de codearse con famosos con independencia de sus opiniones o la ligereza de sus profesiones. Más amable, menos cruel, más dispuesto a dejarse llevar por la pasión.
Esta tórrida relación duró secreta varios años. A veces Molentes visitaba a la actriz en Italia y a veces ella, cuando venía a España por trabajo, se veía con él en el apartamento el último piso del edificio Embajador. También se escribían cartas que ambos destruían por seguridad. Solo una carta de la italiana a Alejandro, la que el industrial consideraba más especial por su contenido, quedó intacta y a buen recaudo en el apartamento.
Con los años, las diferencias entre los dos amantes se volvieron más evidentes. Alejandro se hizo menos aficionado a los riesgos, o quizás empezó a preferir los riesgos calculados. Buscó amistades más conservadoras y empezó a evitar salir en los papeles, criando poco a poco un pellejo más duro. La actriz, de opiniones izquierdistas y siempre crítica con la explotación laboral de las vedettes, aunque no estaba desacostumbrada a tratar con gente de cuestionable catadura moral (después de todo trabajó en televisiones privadas de Italia y España de los 90), no quería ese tipo de relación en su corazón.
La ruptura fue de mutuo acuerdo, tan amistosa como era posible y aunque el amor desapareció, el afecto y la nostalgia de lo que pudo haber sido se mantuvo durante muchos años.
Recientemente, el mundo llora la muerte de la actriz italiana, que llegó a ser famosa internacionalmente. Afligido, Alejandro ha acudido a leer la única carta que tiene de ella, para descubrir que ha desaparecido, sin lugar a dudas robada. Hacía años que Don Víctor no habría ese sobre y no son pocas las personas que podrían ser sospechosas del robo. Quizás alguien del servicio que ya no trabaje allí, alguna amante que la encontrara, un socio, un ladrón enviado por un rival…
Lo curioso es que no faltaba nada más. Eso podría dar alguna pista de la autoría pero buscar la carta de forma demasiado evidente podría hacer que alguien que la hubiera cogido sin saber el verdadero significado, sin reconocer el nombre de pila en la firma u otros que aparecen en la carta, podría empezar a interesarse.
Don Víctor está pensando ahora cuál debería ser su siguiente paso.
Carta manuscrita en español con algunos errores típicos de una persona para la que no es su idioma materno.
Cuatro páginas tamaño A-4 escritas por ambas caras, firmadas con un nombre de pila femenino típico de Italia.
Sobre formato americano sin remitente, dirigido a Alejandro Molientes, a su dirección en el edificio Embajador.
La temática de la carta es en general amorosa, desvelando la relación entre Alejandro Molentes y esta persona en una época en la que él ya estaba comprometido sentimentalmente con la que sería su esposa. También da nombres de conocidos comunes de ambos, algunos de los cuales podrían resultar problemáticos para Alejandro. También desvela la localización aproximada de una casa en el prestigioso distrito italiano de Lago Maggiore cuya existencia Don Víctor preferiría no desvelar.
Lo ideal es que la Dirección de Juego dé a la desaparición de la carta la explicación que más convenga a la campaña o aventura que queráis jugar alrededor de ella. Sin embargo, proponemos aquí una posibilidad interesante:
La carta fue robada inicialmente por Rodiê Maserim con ayuda de una camarera de piso. Rodiê había llegado a hacerse muy amiga de la actriz italiana, sin saberlo Don Víctor y conoció la existencia de la carta por casualidad. Aunque este sea un excelente cliente y casi amigo, la restauradora está cumpliendo una última voluntad de su amiga ocultando la carta que el mafioso debería haber destruído.
Sin embargo, tras robarla y leerla, Rodiê no está segura de querer destruirla sin sacarle el jugo que tiene, esos nombres y esa casa en las montañas italianas cercanas a Suiza. No puede actuar ella directamente, claro, quizás busque ayuda.
De momento, guarda la carta en un apartamento del Barrio de la Reina. Por cierto, Olvido, la mano derecha de Catty, ha empezado a fijarse en las idas y venidas de la francesa por su territorio...