Número: 116. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Owama es natural de Cogo, justo en la frontera entre Camerún y Gabón, aunque sus padres emigraron a Santo Tomé siendo él un niño. Sus recuerdos de la infancia son de la isla, perdiéndose en las densas junglas que rodean las laderas del volcán que dio forma a la isla. Sus padres, que se dedicaron a la importación de productos de primera necesidad (especialmente combustible) adquirieron pronto cierta posición social y Owama se acostumbró a tratar con personas de posición distinguida.
Siempre creyó que su padre se conformaba con poco y a la edad de 18 años emigró a Mozambique. En aquella época, muchos trabajadores mozambiqueños y cubanos vivían en Santo Tomé y gracias a ellos había conocido el socialismo como forma de gobierno. En Mozambique prosperó trabajando para los movimientos guerrilleros de ANC y ZANU, pero donde alcanzó su nombre fue en los combates contra el RENAMO, la resistencia nacional mozambiqueña que se oponía al gobierno de corte marxista que gobernaba con mano dura en el país desde la independencia.
Owama obtuvo de esta etapa más conocimientos de armas de lo que se pueden obtener en clases teóricas y dicen de él que es capaz de disparar cualquier arma inventada. Su verdadero conocimiento, sin embargo, es saber quién las fabrica, quién las vende y quién las quiere comprar. En el fondo, se dedica al mismo trabajo que se dedicaba su padre, sólo ha cambiado los objetos en venta.
El fin de la guerra fría y de la lucha de los bloques ideológicos le pilló con la sabiduría suficiente como para saber que aquello no era el final. Movió su red de contactos al Mediterráneo y a Asia y sus armas han abastecido a muchos combatientes de esta época. Se dice que suministra a las guerrillas iraquíes, a la resistencia iraní y que está detrás de la guerra civil en Libia, Egipto y Siria.
Suele cambiar de ciudad a lo largo del año sin seguir un rumbo fijo. Va allá donde los negocios le llevan. Cuando visita Cunia se aloja en una suite de lujo de uno de los hoteles de la playa de la Infanta. No siempre el mismo, no le gusta ser previsible.
Owama tiene ya 60 años, pero una constitución física que sería la envidia de cualquier cincuentón. Dedica tiempo todos los días a mantenerse en forma. Tiene las espaldas anchas y los músculos bien formados. Lleva la cabeza afeitada lo que hace que sus rasgos destaquen mucho más. No es guapo, aunque su sonrisa, perfectamente blanca, alineada y falsa, da mucho miedo.
Su español es perfecto aunque tiene ciertos giros que delata que lo aprendió con profesores cubanos. Su voz es suave, tranquila, bastante sorprendente en un cuerpo de casi 1:90 de altura. En uno de sus hombros lleva tatuado un cachalote, motivo de su apodo, pero se desconoce la razón de dicho tatuaje.
Siempre viste con trajes caros de modistos europeos que hace a medida. De hecho, tiene varios sastres localizados en Europa (uno en Cunia) a los que puede encargar trajes a medida en cualquier momento. Viaja con poco equipaje y cuando llega a los sitios hay varios trajes nuevos esperándole en el hotel.
Owama da miedo y es algo que le gusta mantener. Su altura, su corpulencia, su extraña sonrisa, sus trajes caros, todo está diseñado para imponerse físicamente a los demás. Le gusta violentar la zona de confort de las personas, acercarse demasiado o hablar bajo para que el otro tenga que inclinarse hacia él para oírle.
No es paciente. Es muy dialogante y razonable y se puede negociar con él con cierta facilidad, pero es muy exigente con las cláusulas acordadas y, sobre todo, con los plazos. No admite retrasos, ni en las entregas ni en los pagos y, sobre todo, no admite excusas. Una excusa, suele decir, es el prefacio de una traición.
Carece de cualquier tipo de consideración moral que a otras personas le parecerían indiscutibles. La vida (la de los demás) no es para él algo importante, el derecho a la vivienda, a la salud, a la educación son, según su forma de ver el mundo, tonterías propias de cobardes. No le gustan los "solidarios" a los que considera un grupo de enfermos mentales, si su solidaridad es sincera, o de lamentables aprovechados, si no lo es. Dicen que, en una ocasión, hundió un barco de Greenpeace que se cruzó delante de un yate en el que viajaba.
Owama no es un vendedor de armas callejero y el infeliz que se equivoque acudiendo a él para que le venda una automática para atracar una licorería, morirá de la forma más dolorosa posible. Owama es un traficante de armas internacional y él sólo trata con altos mandatarios ya sean del gobierno o de la oposición. Puede armar a 200 personas con una llamada de teléfono y con otra, incluso, puede contratar a esas 200 personas formando un ejército de élite.
Aunque las armas son su principal negocio, Owama también tiene intereses en compañías legales, especialmente militares o de servicio a los militares. Muchas de las empresas que trabajan para los Estados Unidos en Iraq tienen una participación de nuestro personaje. Este entramado legal de sus negocios tiene sus sede internacional en Cunia y se llama Cowa, S.A. En las oficinas de la ciudad, que Owama nunca visita, trabajan cuatro personas de su confianza que va rotando cada poco tiempo, excepto una que es su secretaria personal y lleva trabajando con él desde Mozambique.
Cuando Owama está en la ciudad, le invitan a fiestas y es fácil verle entrando en ellas acompañado, casi siempre, de una despampanante modelo que se haya hecho famosa en los últimos meses.
Habilidades
(valores sin atributos, las que tienen 0 es que tiene acceso)Virtudes y desventajas
Ambidiestro