Número: 123. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
La siguiente aventura es un homenaje a una historia de Batman, en concreto a la que apareció en el número 27 de Detective Cómics en 1939 y una adaptación que apareció treinta años después (1969). Ha habido adaptaciones de esta historia con posterioridad porque ha sido objeto de muchos homenajes, pero todas giran en torno a un grupo de químicos que dejan de comportarse como buenas personas tras muchos años de colaboración, pero no vamos a desvelar acontecimientos, bienvenidos a...
Una llamada en el departamento de homicidios de la ciudad de Cunia pone sobre aviso a nuestros personajes. Se ha cometido un asesinato en la residencia Lambert, en Mochachica. El mayordomo ha sido quién realizó la primera llamada, indicando que el asesino aún se encontraba en la casa. Una patrulla de policías acudió rauda y veloz (el barrio así lo exige) al domicilio. Cuando los personajes lleguen, el mayordomo les abrirá la puerta sin necesidad de que llamen. En el interior, dos policías uniformados estarán increpando a un joven y acusándole de ser el asesino y recomendándole. sin mucho éxito, que confiese antes de que vengan los detectives y le apliquen todo el peso de la ley.
Los personajes podrán descubrir con un vistazo rápido que la persona en el suelo está muerta (demasiada sangre), que ha habido cierta pelea (hay algunos objetos en el suelo junto al cadáver) y que ha sido apuñalada (la herida está a la vista). Los policías tienen un puñal en una bolsa de pruebas y les contarán que cuando llegaron a la casa el mayordomo les contó que había encontrado al sospechoso con el puñal en la mano junto al fallecido. El caso parece claro. El difunto señor Lambert discutió con su hijo y este, tras una pelea, lo apuñaló con un puñal de adorno del propio despacho.
La versión del chico, Mel Lambert, es que acababa de llegar a la casa (su moto está en el garaje) cuando oyó el grito de su padre y al llegar al despacho le encontró en el suelo con el puñal clavado. Se lo extrajo (por eso las huellas están en la empuñadura) y escuchó sus últimas palabras: "el contrato, el contrato..."
Bueno, el caso está bastante claro y los personajes si lo desean pueden empapelar a Mel. El mayordomo declarará si le preguntan que la relación entre el padre y el hijo era muy complicada y que, en más de una ocasión, sus charlas habían acabado en trifulcas. Naturalmente, la realidad es bien distinta y sólo podrán descubrirla si siguen investigando...
Una breve relación de los protagonistas de la historia. Algunos no han aparecido todavía, pero aparecerán.
Es un idiota descerebrado, hijo de papá y apologista de cualquier causa que parezca rara y snob (como su última campaña para salvar a los dodos de cuello anillado de las islas Gilbert, un animal que, posiblemente, ni exista). Sin embargo, no es el asesino. Su versión es cierta, pero su actitud no le ayudará nada. Mel considera que la policía es el instrumento represor de la libertad del pueblo y los tratará con desprecio, como los engranajes inconscientes de un gobierno manipulador. Su actitud será chulesca, levantisca e insultante. Llegará un momento que los detectives, aún creyendo que sea inocente, tendrán ganas de meterle una temporada en la cárcel.
El señor Lambert es, era, un acaudalado químico que hizo mucho dinero con una empresa (LaGruCoca, SA) de la que era uno de sus cuatro socios. Esa empresa tenía varias patentes de plásticos en los años setenta que les reportaron muchos beneficios y que les han permitido vivir muy bien todos estos años. La empresa fue vendida hace unos años, tras comprender que su hijo nunca se encargaría de ella, a una gran corporación química europea, pero Lambert, además del dinero recibido, seguía recibiendo dinero de la patentes registradas.
Un personaje de exquisita educación que parece fuera de lugar en una ciudad como Cunia. Confesará que es inglés, aunque sus padres vinieron a España tras la Guerra Civil y no tiene nada de acento. Su padre fue asistente de varios embajadores en Madrid y él ha seguido la carrera familiar como respeto a su ancestro. Tenía mucha simpatía al señor Lambert al que consideraba un caballero y una persona muy paciente, sobre todo con su hijo. No, al mayordomo no le cae nada bien ese hijo mal criado. Dirá, si pudor, que es culpa de la muerte prematura de la madre.
Es uno de los viejos socios de Lambert, el segundo en importancia, que, si los personajes llegan a hablar con él antes de que le maten, es un hombre muy nervioso y muy sencillo. Posiblemente fuera el cerebro de la compañía (LaGruCoca, SA) y el responsable de la mayoría de sus descubrimientos. Sin embargo, nunca ha sido pretencioso ni ha querido ningún reconocimiento. Ya jubilado, confesará que prefiere una tranquila tarde leyendo un libro que una sesión maratoniana en un laboratorio de química. La química, dirá, era una aventura en mis años mozos, ahora sólo es negocio.
Un negocio que no le ha ido nada mal, podrá pensar cualquiera que vea como ha vivido este hombre.
Mucho cuidado con este individuo. Si tienes algo de dinero, te acabará vendiendo algo. Pablo es un relaciones públicas innato, mucho antes de que el término se acuñara para describir este tipo de trabajo. Él era el comercial de la empresa química (LaGruCoca, SA) y fue el responsable de conseguir ventajosos contratos con industria, el defensa e, incluso, con las realezas árabes. Cuando la empresa fue vendida, el continuó trabajando, aunque no le hacía falta. Le encanta su trabajo y lo hace muy bien. Dice que la única diferencia entre vender automóviles y fertilizantes es la cara del que compra. Todo el mundo quiere comprar, sólo hay que descubrir qué es lo que quiere.
El socio minoritario de la compañía (LaGruCoca, SA), pero que, aún así, recibió suficiente dinero para retirarse, cosa que no hizo. Aceptó seguir trabajando para la empresa que compró la empresa y como directivo de investigación ha estado ganando mucho más dinero aún. Los beneficios de la química original le hubieran permitido vivir de forma holgada, pero Alfredo siempre fue más ambicioso que sus colegas y, también, era el más joven de los cuatro. Los demás podían plantearse la jubilación, pero a él aún le quedaban muchos años por delante. Él nunca quiso vender la empresa, pero al ofrecerle contratarle como directivo en la misma, todas sus reticencias se esfumaron.
La vida en una gran empresa no es una vida cómoda. La exigencia de resultados y la importancia de éstos en las juntas anuales generan una presión muy difícil de soportar, sobre todo cuando eres un químico tan mediocre como Alfredo. Durante los primeros años cosechó algunos éxitos dentro de la empresa presentando algunas investigaciones de LaGruCoca, SA como si fueran mérito suyo. Es decir, concluyó trabajos que estaban a medias y los presentó como su propia genialidad, pero la herencia de sus viejos compañeros (a los que no importó esta apropiación) se acabó y los últimos años, su departamento ha ido perdiendo fuelle y Alfredo tiene un pie en la calle. Alfredo ha dilapidado todo el dinero que ganó de LaGruCoca, SA persiguiendo investigaciones absurdas y tapando agujeros que él mismo había creado en la empresa madre: Linneos. Su suerte se está terminando.
Es el ayudante y asistente de Alfredo Carruaje y pertenece a la empresa Linneos. Es el típico hombre de empresa dispuesto a todo lo que le mande su jefe, sin tener en cuenta la legalidad o naturaleza de las órdenes. Es un personaje ruin, pero muy inteligente y que será muy difícil de atrapar. Como habrás podido adivinar, es nuestro asesino, pero no trabaja por decisión propia, tras él está Alfredo, pero, en realidad, recibe las órdenes de más arriba, de los directivos más poderosos de Linneos.
Su lealtad no está con Alfredo y si le puede cargar los muertos, lo hará. Como hemos dicho, es un hombre de la compañía y la compañía sólo estaba interesada en los secretos de LaGruCoca, SA. Una vez los haya conseguido todos, Alfredo no les interesará.
Esta es la empresa química que compró la empresa de Lambert, Grulla, Conforme y Carruaje (LaGruCoca, SA) hace diez años y que tiene su sede en Alemania, aunque también una importante filial en Londres y, tras la compra, una sede en Cunia. Es una empresa especializada en toda clase de elementos químicos y fabrica para mucha gente: desde Kodak hasta la OTAN.
Su presencia en la aventura es un poco tangencial, pero no dejan de ser los responsables últimos de lo que está pasando.
Los cuatro químicos de LaGruCoca, SA hicieron un descubrimiento casual hace unos 20 años. Intentaban crear un plástico que sirviera de fertilizante e insecticida para los cultivos. Se trataba de una especie de red que se extendería por el suelo y se iría descomponiendo lentamente para aportar nutrientes a las plantas. Lo revolucionario de la idea era este sistema de aplicación y los plásticos de desintegración lenta. El producto producía un desecho que, tras analizarlo, se comportaba de forma muy similar al Tantalio y decidieron llamarlo Tantalio Plástico. El experimento fue un fracaso. El fertilizante en contacto con el aire se transformaba en un potente veneno que arruinaba la tierra por años. LaGruCoCa, S.A. abandonó la investigación y guardó el proceso de generación del Tantalio plástico en un cajón. Había dos razones para ello, la primera es que el Tantalio, en aquella época, no tenía mucha utilidad y la segunda que el producto sobrante, la investigación original, era un poderoso veneno que no se podía eliminar por ningún método conocido. Hay un solar en Cunia, al norte, más allá del polígono, que es testigo de su poder. Quizás has pasado junto a él sin darte cuenta. Es un terreno cuadrado, de unos 15 metros de lado, que nunca tiene plantas, ni siquiera cuando la primavera está en su punto más álgido.
Cuando Linneos compró LaGruCoCa, el Tantalio ya había adquirido importancia. No la que tiene actualmente, pero sí se adivinaba que iba a ser importante. Todos los socios de la empresa estuvieron de acuerdo que incluir aquel descubrimiento en el trato con Linneos era condenar a la Tierra a su destrucción. Cualquier gran empresa química fabricaría el tantalio plástico y almacenaría el veneno de cualquier manera o, incluso, no avisaría de su toxicidad lo arrojaría en cualquier vertedero. Los cuatro socios firmaron un contrato en el que cada uno se quedaba con una parte de la investigación y se comprometía a no revelarla nunca mientras no se resolviera el problema del veneno. Dividida la investigación en cuatro partes y, sobre todo, el proceso de obtención del tantalio plástico, se aseguraban que ninguno tuviera tentaciones de vender eso por su cuenta.
Nota: si tus personajes no han oído hablar del tantalio y su importancia, coméntales que es lo que se obtiene del coltan, que es más probable que sí hayan oído hablar de él.
Nada hubiera pasado si Alfredo Carruaje no estuviera en un apuro. Superando sus reticencias ecológicas, vio en el tantalio plástico una posibilidad de recuperarse de todos sus errores y cometió el error de comentárselo una noche a Bill Warren. Este, tras varias cenas regadas con alcohol, le sonsacó toda la información y se la trasmitió a sus jefes. Estos se mostraron muy interesados en lo que oyeron y le apretaron más las tuercas a Alfredo. La estrategia de exprimirle es la misma que habían estado usando todos estos años. Como hemos comentado a Linneos no le interesa Alfredo, sólo los secretos guardados en LaGruCoCa, S.A. y han estado presionándole para robárselos sin ningún miramiento. Pensaban que ya estaba seco, pero lo que ha contado podría cambiar el mundo.
Bill Warren ha amenazado de muerte a dos de los socios de Alfredo para meterles un poco de miedo. La gente atemorizada comete errores (o se va de la ciudad) y Bill quería aprovechar esa circunstancia para copiar los otros tres fragmentos de la investigación (el de Alfredo hace tiempo que lo tiene en su poder). Sin embargo, al señor Lambert no le amenazó porque pensó que lo denunciaría (y estaba en lo cierto), pero Warren entró en la casa y fotografió la documentación. Lambert descubrió que alguien había trasteado con sus cosas, pensó que había sido su hijo, pero tras una llamada de uno de los antiguos socios, supo quién estaba detrás de todo. Citó a Alfredo en su casa para echarle en cara que le había mandado a alguien a robarle los informes y que había amenazado a sus otros socios.
Alfredo no sabía nada del robo, pero, tras las airadas acusaciones de Lambert, confesó que sí le había contado lo de la investigación a más personas. Lambert se encolerizó, empezó a tirar cosas, a acusarle de destruir el planeta y tanto asustó a Alfredo que le apuñaló de puro terror. De vuelta a su casa, confesó lo que había pasado a Bill y este, como siempre, le dijo que se encargaría de todo...
Alguien ha avisado a la prensa. Posiblemente estaban escuchando la emisora de la policía y varios periodistas de La verdad están en la puerta haciendo preguntas. La policía no les deja entrar, pero su presencia incomodará el principio de la investigación con preguntas incómodas de las que el mayordomo se escandalizará si las escucha.
El mayordomo no podrá decirles que Alfredo Carruaje estuvo en la casa ya que el día de autos era su día libre (viernes). Cuando llegó a la casa encontró al hijo con el puñal y llamó a la policía. No tocó nada ni limpió nada. Conoce su oficio.
[Nota: es mentira. Retiró del despacho una estatua de una mujer desnuda y la guardó en un armario del pasillo. El mayordomo consideraba que esa estatua (un regla de mal gusto) era impropia de su señor y no quería que ahora que había muerto, alguien se llevara una mala imagen de él. La estatua no gurda relación con el caso, pero así puedes hacer que el mayordomo parezca un poco sospechoso. Si los personajes investigan un poco, podrán descubrir cierta decoloración en uno de los muebles delatando el lugar donde estaba la figura donde no le ha dado el son ni ha envejecido el barniz.]
Sí podrá decirles que el señor tuvo una fuerte discusión con su hijo la pasada noche. Él no escuchó, pero los gritos fueron muy fuertes y el señor le acusó de haber abierto la caja fuerte de su despacho. La pelea se terminó cuando llamaron al señor por teléfono. Él cogió la llamada e interrumpió los gritos. Le llamaba el Señor Esteban Grulla. No, no era habitual que le llamara, pero era uno de los viejos socios del señor y aún seguían en contacto. No, no escuchó la conversación, pero tras la llamada, estuvo un rato en el despacho a solas.
El puñal tiene algunas huellas borrosas del asesino, pero las de Mel las han tapado todas y no se puede hacer una identificación positiva. De todas formas, el estudio forense tardará mucho y los personajes no tienen tanto tiempo.
En la casa no hallarán ninguna pista sobre el asesino. Alfredo tuvo cuidado a pesar de no ser un asesinato premeditado, pero en el despacho hay algunas cosas que pueden llamar la atención de nuestros detectives. En el despacho hay evidencias de la ocupación profesional del difunto: título de química de la universidad, un doctorado, varios master, algunas fotos con personas famosas, incluso un presidente de Cunia y también hay fotos de la vieja fábrica de LaGruCoCa, S.A. Todo ello debería permitir a los personajes saber quién es el señor Lambert y saber de su empresa y de sus socios, pero una búsqueda en internet rápida les dará una información parecida y, en último caso, el hijo o el mayordomo les contarán todo lo necesario.
Además, no tendrán muchas dificultades en encontrar la caja fuerte. Está cerrada, pero un cerrajero puede abrirla sin problemas. El mayordomo no sabe la combinación (otra mentira), pero el hijo sí. Se la dará refunfuñando y hablando de la violación de sus derechos. La combinación es la fecha de nacimiento de su madre. (no era muy difícil). En el interior encontrarán:
Por último, una cosa que podrán obtener del lugar del crimen es el registro de llamadas. Sabrán que recibió una llamada de un teléfono fijo a nombre de Esteban Grulla (esto podría ya saberlo si hablaron con el mayordomo) y que hizo una llamada a un teléfono fijo a nombre de Alfredo Carruaje. Si esperan a conseguir el registro de llamadas, llegarán tarde a evitar la muerte de Esteban Grulla.
Si los personajes se convencen de que el hijo del señor Lambert no es el asesino, pensarán que la vieja empresa química puede ser el móvil y que los socios de LaGruCoCa, S.A. pueden estar detrás del asunto o, peor aún, ser las próximas víctimas.
Es el más cercano y el que llamó al Señor Lambert y finalizó la discusión con su hijo. Está claro que algo debe saber y, posiblemente, sea la primera opción de los personajes. Si no se entretienen mucho (lo que quiere decir que no van a ver al forense ni intentan desentrañar los misterios químicos de las cajas ni esperan que les llegue información de la central), podrán llamarle por teléfono y pillarle en casa. Está asustado y les invitará a que vayan a verle. De hecho, está deseando que vayan.
Sin que lo sepan los jugadores, Bill Warren también estará acechando a Esteban Grulla y los acontecimientos se sucederán de forma simultánea. Los personajes pueden hablar con Grulla antes de que le robe, llegar cuando le está robando o llegar minutos después del robo, pero Warren intentará robar la tercera parte de la fórmula de una forma u otra.
Si los personajes llegan antes, Grulla ya sabrá que han matado a Lambert (ha salido en las noticias locales) y tiene mucho miedo. Les contará que ha recibido amenazas de muerte acusándole de envenenar el planeta. Al enterarse que el hijo es sospechoso de la muerte de Lambert, cree que las amenazas se las ha mandado el alocado Mel y pide que lo detengan o le den protección. Esteban no ha relacionado todavía la muerte de Lambert con el secreto del tantalio plástico y, salvo que le pregunten directamente, no dirá nada. Eso sí, no dejará que se vayan si no le prometen protección.
Si los personajes llegan tarde, Esteban Grulla estará muerto. Tras recibir una paliza, alguien acabó con su vida clavándole un cuchillo (¿otro cuchillo? ¿es un modus operandi del asesino?). La paliza se la ha llevado Esteban porque no quería colaborar con su asesino. A pesar de su dinero y de su formación, era uno de los socios más concienciados con el medio ambiente y entregar la documentación de un veneno tan poderoso no era de su agrado. Sin embargo, era un hombre mayor y todos tenemos límites. Habrán revuelto varios cajones y varias carpetas de documentación. La colección de sellos de Esteban estará por los suelo y una carpeta con documentos legales (contratos de bancos y demás) también estará en el suelo.
Sería mucha casualidad que los personajes llegarán justo en el momento del asesinato. Si ocurriera, debes hacer que Warren se escape para dar un poco de hilo a la partida. Ira cubierto con un pasamontañas y ropa holgada, pero los personajes verán que no tiene la misma constitución que el chaval de Lambert y que, por tanto, no puede ser él el asesino (quizás está en prisión preventiva, lo que también le exculparía de este segundo asesinato). Warren huirá en una moto. Si consiguen coger la matrícula, sabrán que está a nombre de Alfredo Carruaje (él no sabe que tiene esa moto, por otra parte; quién la usa es Warren).
Nota: quizás ellos no lleguen a la vez que el asesino, pero un testigo podría facilitarles la matrícula. Quizás vio a alguien con un pasamontañas y manchas de sangre y pensó en anotar la matrícula.
Si le llaman por teléfono, no contestará y si le buscan en casa, no le encontrarán. A pesar de todo su desparpajo y su cordialidad, Pablo no es un hombre valiente. Lo primero que hizo al recibir la amenaza fue irse de casa. Lleva dos días fuera de ella y cuando se enteró de la muerte de Lambert se asustó mucho más y fue a visitar a uno de sus socios: en concreto a Alfredo Carruaje. Lo elige por amistad, porque ambos se llevaban muy bien. Para su desgracia, fue Bill Warren quién le recibió.
Si los personajes visitan la casa, descubrirán que alguien ha estado allí, la ha revisado entera y el contenido de carpetas, cajones y demás está esparcido por el suelo. Ha sido una búsqueda concienzuda y con éxito porque una parte de la casa no ha sido tocada. La persona que entró, encontró lo que buscaba en un escritorio antiguo de madera en un pasillo ancho de la casa.
La casa de Alfredo Carruaje está en el barrio Gótico. Se trata de un edifico de varias plantas acondicionado como laboratorio, almacén y casas (Warren vive en la penúltima planta y Alfredo Carruaje en la última, más el ático con buenas vistas). El portal parece más un edificio de oficinas porque el logo de Linneos ocupa una pared amplia entre los ascensores y la escalera. No hay vigilancia, salvo algunas cámaras de seguridad.
Si los personajes llaman a la puerta, les recibirá Bill Warren con mucho aplomo y seguridad en la propia recepción; tardará unos minutos en bajar, pero les avisará por el telefonillo de la puerta. Si preguntan por su jefe, les contará que está de viaje y no vuelve hasta el lunes (¡mentira! Está en casa, pero Warren le ha dicho que permanezca escondido mientras se aclara todo). Esto es Cunia, los personajes pueden forzar la entrada en la casa y no se meterán en muchos problemas (sobre todo si pillan a un asesino), pero si quieren ser legales, no tienen ningún motivo para entrar en el edificio. Dos posibles motivos:
Alfredo Carruaje no sabe nada de la muerte de otro de sus socios. Aún no ha salido en las noticias, pero si se entera, sabrá que no ha sido él y acusará a su ayudante de ambos asesinatos. Dirá que lo tenía encerrado en casa y que amenazaba con matarle. Incluso explicará todo el tema del tantalio y el contrato secreto. Esto será un error porque Bill Warren enseñará videos de vigilancia en los que se ve a su jefe abandonando la casa por el garaje antes del asesinato del señor Lambert y volviendo después de este visiblemente afectado. Además, también dirá que le vio salir después (a la hora del asesinato del asesinato de Grulla) con su moto (que ya se ha encargado él de registrar a su nombre) y que volvió con manchas de sangre en la ropa. Esteban, que no conocía la relación de su jefe con el señor Lambert, pensó que se habría caído no que había cometido un asesinato. Invitará a los agentes a registrar los cubos de ropa sucia de la planta baja, junto a la conserjería. Ambas casas, las de los dos, tienen un conducto para echar la ropa sucia, que una empresa de limpieza recoge y devuelve el mismo día. Efectivamente hay ropa, esta es de Alfredo y está manchada de sangre.
Nota: Alfredo tiene una estatura parecida a la de Bill y su ropa podría ser intercambiable, aunque Alfredo es mucho más grueso que su ayudante y la ropa quedaría muy holgada en su atlético cuerpo.
En un cuarto del sótano está el pobre Pablo Conforme. Bill le recibió en la casa, le hizo esperar para ver si su jefe podría recibirle y, en el ascensor, mientras subía, le dio un golpe en la cabeza y lo dejó inconsciente. Sin que Alfredo se enterara, lo ató, amordazó y escondió en el sótano. Bill ya tenía la documentación de Pablo y no le necesitaba para nada. Su plan no le incluía, pero su presencia alteró un poco los planes, no mucho. Iba a matar a los dos y hacer que pareciera que Alfredo le había matado y luego se había suicidado, incluso pensaba testificar como testigo. Su plan inicial sólo incluía el suicidio de Alfredo, pero una muerte más no importaba a este entrenado agente de Linneos, entrenado por el ejército británico y veterano de varias guerras que no podía nombrar porque aún eran secretas.
Todos los planes se fueron al traste cuando la policía llamó a la puerta. Lo que Bill intentará ahora será que la policía se lleve a Alfredo y cuando se quede sólo, se deshará de Pablo Conforme (o lo dejará donde está para que se muera de hambre y sed) y desaparecerá para siempre.
¿Lo conseguirá?
Si tus personajes resuelven el caso y detienen a Bill Warren (y a Alfredo que sigue siendo un asesino) se encontrarán que tienen en su poder la fórmula para fabricar tantalio sintético. Hoy en día se hacen guerras por el control del coltan (de donde se saca el tantalio) que es una pieza fundamental de los equipos móviles que todos usamos. Un descubrimiento como este pondría a Cunia en la picota de la economía mundial, pero cuál es el precio. ¿Están dispuestos tus personajes a matar el planeta por unos dorados años de riqueza? Además, la fórmula, aunque podrán haberla obtenido de Bill Warren, no les pertenece. Alfredo no les dará permiso para venderla, aunque seguramente no le pregunten, pero Pablo Conforme y, sobre todo, el hijo de Lambert, no estarán de acuerdo con envenenar el planeta. ¿Qué harán tus personajes? ¡Es dinero para toda la vida!
¿Ha podido Bill Warren transmitir la información a Linneos?
No. Bill es un hombre de empresa, pero es un mercenario. Sabe que lo que vale dinero es la información y no la soltará hasta que no cobre. Son negocios y en las altas esferas de la industria química se trabaja así.
¿Linneos se verá salpicada por este escándalo?
No. Son listos y no hay registros de sus conversaciones con Bill Warren. Además, ellos nunca le dijeron que hiciera nada ilegal, sólo le dijeron que hiciera lo necesario para llevar a buen término el negocio.
¿Por qué no destruyeron la fórmula los de LaGruCoCa, S.A.?
Porque no dejaba ser el producto de una investigación que, quizás, pudiera usarse en el futuro. Había cierto amor de padre hacia su creación y destruirla no era la solución, guardarla sí, aunque ello les costó la vida.
¿La historia de Batman era así?
Sí y no. Hemos cambiado los nombres de los personajes para hacerlos más españoles. Cunia es una ciudad española, pero la trama es parecida. El asesino es sólo una persona en la historia de Batman, pero el motivo, un suculento contrato químico, es similar, aunque en la época en la que se escribió la historia de Batman el tantalio no tenía la importancia de hoy. Eso ha sido una licencia para actualizar la trama.