Número: 159. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Los aioll no conciben el mundo como individuos, sino como un conjunto de seres en una comunión unitaria. Este aparente sinsentido que sólo ellos entienden ha significado desde el inicio de su contacto con otras razas, la absoluta y total incomprensión de su sociedad.
Para entender cómo funciona la conexión a nivel genético de los aioll, debemos hacer un paralelismo con los tyranos y el sen. Es algo que sólo siente ellos y les abre un mundo de sensaciones que a los demás les está vetado. Para ellos, el resto de razas son seres que nunca podrán liberar su potencial al máximo. Y lo que les llena de extrañeza, sobre todo, es que cuando se lo ofrecen (formar parte de un trío aioll) muchos de ellos lo rechazan de manera instintiva. Negándose a compartir esa magnífica comunión. Obviamente, el participar en un trío aioll significa desaparecer como individuo y ser asimilado por ellos (razón del miedo a unirse a uno) pero en la mentalidad aioll, es un precio que se debe de pagar gustoso por una recompensa magnífica.
Tratar con un aioll es caminar en hielo quebradizo. Sus sentidos les permiten «olfatear» las feromonas y los efluvios que producen los cuerpos en determinadas situaciones (miedo, rabia, excitación sexual…) y pueden adaptarse a ellos antes de que ocurran y obtener así una ventaja en la negociación. Las tareas diplomáticas o mercantiles con aioll son casi tan malas como negociarlas con los marbaganes.
Los aioll nunca hablan en terminos de tú, él o yo. En su lengua natal sólo existe el plural nosotros, vosotros y ellos. Aunque sí es cierto que utilizan unos sufijos (que suenan como un cloqueo más o menos agudo dependiendo de a quién se refieran) para distinguir a los miembros del grupo si es necesario, en general el plural es lo único que entienden. En ocasiones los emtradre más económicos pueden llegar a ser más un problema que una ayuda.
Al igual que los docte, los aioll usan profusamente constructos para relacionarse con otros seres, pero a diferencia de los primeros los aioll utilizan seres modificados genéticamente lo que provoca aún más malestar (la palabra Imperio Génico es habitual cuando salen los aioll en una conversación). Esos seres les sirven de ojos y oídos en multitud de tareas, como transporte, seguridad, tareas domésticas, tareas diplomáticas, etc. Tienen multitud de aspectos y formas, adaptados como están a las tareas para las que son creados.
A pesar de los rumores, no habitan en cuevas sin luz. Sí es cierto que quizás tiendan a la penumbra en sus hogares en ocasiones, pero los rayos de luz les sientan bien a su piel y les gusta sentirlos sobre sus cuerpos. Además, les ayuda a desencadenar ciertos procesos en su adn (como por ejemplo en la reproducción) por lo que es para ellos doblemente importante.
Los aioll son unas de las pocas razas que pueden tener descendencia con otras especies, aunque los recién nacidos será aioll. No hay muchos lugares de la galaxia donde esos naciomientos no se consideren detestables y grotescos.
Son dados al contacto físico contínuo. Les reconforta y les afianza en su seguridad de que están en comunión con su gente.
A pesar de negar las acusaciones de racismo sí es cierto que la practican. Para ellos, la diferencia entre tratar con los suyos y con un úkaro, por ejemplo, es como tratar con un superdotado y una persona con capacidades intelectuales menores. No es justo, pero esa es la razón por la que se practica. Pueden hablar así con gente a su nivel.
Los aioll no tienen la conciencia que existe para proteger flora o fauna. Para ellos, son sólo materia prima para mejorarla a su antojo. Han extinguido muchas especies a lo largo de los siglos, pero para ellos ha sido una conservación a través de una previa mejora. El ejemplo clásico, los celatanes y la caza salvaje a los que los someten para convertirlos en naves vivientes.
Son unos consumados gourmets. Su sentido del gusto está muy desarrollado y les permite diferenciar sabores a niveles muy sutiles. Si hay algo bueno que se dice de los aioll, es que su comida es la mejor cuando se compara a diferentes niveles (del callejero a la alta cocina). Utilizan sus conocimientos para adaptar esa comida a las personas a las que van dirigidas, pero como son modificaciones menores se tolera y ha redundado en un beneficio para todo el mundo. Los puestos callejeros de fideos chillones (un plato compuesto de trigo y un cereal verdoso que se hierve con unos pulgones cuyos caparazones una vez hervidos emiten un suave sonido similar a un chillido ahogado) son ubicuos.