Número: 241. 4ª época. Año XXII ISSN: 1989-6289
Cuando estaba en la universidad, hace muchos años, había varios clubes de wargames (y de rol) en las diferentes facultades. Una de las ventajas de que el campus estuviera reunido en un lugar es que la gente que compartíamos aficiones acabábamos coincidiendo: la asociación de cine de navales, la de astronomía de físicas, la de senderismo de forestales o la de wargames de historia. En cierta ocasión, en uno de esos encuentros entre clubes, un miembro de este último club nos comentó que uno de sus principales problemas era convencer a los demás (profesores y alumnado) que no eran un grupo militarista y que su pasión por las batallas era un entretenimiento. Creo que aquella conversación fue el germen de la dedicatoria que escribí en Comandos y que he mantenido en todas las ediciones.
Mientras escribo esto, representantes de Ucrania y Rusia tratan de llegar a un acuerdo de paz en Estambul. No tengo muchas esperanzas de que lo consigan y temo que nos estamos dirigiendo a un conflicto más globalizado. Quizás ha llegado el momento de volver a recordar que las guerras mejor moviendo figuras de metal, plástico o cartón.