Número: 228. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Situado en la Calle Diamantino (83, 1-C en el mapa de Cunia), el Gavarnie, debe su nombre a una región de valles montañosos de la occitania francesa. Este es el origen del dueño del local, Luc Bruzaud, quien abandonó la comuna de poco más de un centenar de habitantes en la que vivía para venirse a España, primero a Barcelona y finalmente a Cunia.
Luc quería ser músico y durante unos cuantos años lo logró. Tocó el saxofón en varios grupos catalanes, dando conciertos pequeños y clases particulares, pero sobre todo realizando trabajos de producción para otros. Había semanas que se ganaba la vida y semanas que se arrastraba por ella esperando el tipo de golpe de suerte que nunca llega.
«19° International Jazz Festival of Punta del Este», Jimmy Baikovicius (2015). Licencia Atribución-Compartir igual 2.0
Pues resulta que a él le llegó. Un tipo llamado Uriel Torres tenía que aprender a tocar el saxofón lo mínimo para un concierto en solo tres semanas, pagando lo que hiciera falta. Había presumido de saber tocar para ganarse el trabajo y ahora necesitaba a alguien con tiempo para enseñarle a destajo. Luc le cobró lo que quiso y se tiraron esos veintiún días casi sin salir de casa. No salió de allí un gran saxofonista, pero sí alguien que diera el tipo un rato. Cuando le entregó a Luc un par de entradas de propina y este vio el nombre del grupo, "Cromats", se dio cuenta de que había tenido que pedir más. Era el grupo de referencia del indie rock catalán del momento y estaban reventando salas.
Después del primer concierto, estaba claro que Uriel se defendía pero no daba la talla. Le iban a dar la patada de mala manera pero Torres pidió que le mantuvieran como "roadie" a cambio de presentarles al tipo que le había enseñado a tocar en tres semanas. El resto es historia. Luc tocó con los Cromats durante las dos mejores giras del grupo, conociendo en la segunda a su actual pareja, la cuniense Mònica Ferré. Dejó el grupo cuando este empezaba a decaer con unos ahorros interesantes que invirtió en mudarse a Cunia y crear el Gavarnie.
En el momento de su apertura era un local de rock alternativo pero el tipo de clientela cada vez más intelectual y mejor vestida hizo que Luc cambiara poco a poco hacia el blues y el jazz, estilos que de todas formas le gustaban más. A día de hoy ha derivado al jazz fusión, latin jazz y otros sucedáneos que no le acaban de entusiasmar.
La idea de abrir durante el día como cafetería fue de Mónica y desde entonces se reparten los turnos. A partir de las cinco abren el local. Dan cafés, infusiones y cócteles suaves hasta las nueve, momento en que cierran una hora para hacer cambios en la decoración, mover algún mueble y preparar el escenario si va a haber concierto. A las diez abren de nuevo como local de jazz en el que artistas de todos los niveles dan conciertos a partir de las once de la noche. A la una de la madrugada comienza a pincharse música y a servirse las bebidas más fuertes, hasta que a las tres el local se cierra, haciendo sonar siempre el mismo tema: https://archive.org/details/18-come-to-me/01+-+The+Pink+Panther+Theme.mp3
Mónica se encarga de abrir el local y dirigirlo hasta las diez de la noche. A partir de ese momento sirve copas hasta medianoche, momento en el que se marcha a casa, o se queda con amigas a disfrutar de la noche aquí o en otro de los locales cercanos. Luc aparece por el Gavarnie a las ocho de la tarde. Se encarga de recibir a los músicos si hay concierto, llevarles al hotel si hace falta y si no, se pone a hacer papeleos hasta las diez. En ese momento se convierte en el encargado del local hasta la hora de cierre, quedándose hasta las cuatro para organizar la limpieza y pagar al personal de refuerzo que tengan ese día.
«Plano 3D del Gavarnie», Jacobo Peña (2024). Realizado con Sweet Home 3D. Licencia Atribución-Compartir igual 2.0
Al Gavarnie se accede por unas elegantes puertas dobles blancas que guarda Ander García, el personal de seguridad fijo, aunque en fechas señaladas se contratan refuerzos.
El interior está distribuido en forma de L, lo que se aprovecha para colocar dos barras de servicio. La principal la atienden Mónica y Luc hasta medianoche.
«Mónica y Luc», Jacobo Peña (2024). Realizado con Sweet Home 3D. Licencia Atribución-Compartir igual 2.0
La secundaria la atienden Carmen Villalonga y Pedro Nieto, los dos camareros fijos. A medianoche, Pedro se queda solo en la barra secundaria y Carmen pasa a la principal con Luc. Si se espera mucha gente, traerán algún refuerzo para la barra secundaria.
«Carmen y Pedro», Jacobo Peña (2024). Realizado con Sweet Home 3D. Licencia Atribución-Compartir igual 2.0
El escenario queda en la esquina donde se juntan las dos áreas del local. En el hueco de las dos alas de la "ele" está la oficina y almacén, mientras que cerca de la entrada está el acceso a los baños. En sí es un local sencillo sin apenas sitio para esconderse o esconder nada. A muchos sorprende que a un local así vengan a tocar los mejores del estilo y además para conciertos breves de una hora. Tiene su explicación, claro.
Los clientes del Gavarnie son de tres tipos. El primero, el más habitual son los amantes del jazz de toda Cunia que vienen a disfrutar sin más del ambiente. El segundo tipo lo conforman los clientes del cercano Hotel Embajada. En él se suele alojar a los artistas extranjeros que vengan a tocar pero además los trabajadores del hotel suelen recomendar a sus clientes que acudan al local por lo extraordinario de su oferta musical si hay concierto y por el buen trato que van a recibir. Esto nutre al Gavarnie con un plus de turistas con ganas de gastar que Luc agradece dejando instrucciones de que los empleados del hotel nunca paguen la primera consumición de la noche. Entre los visitantes del Embajada no es raro que haya algún extranjero con motivos siniestros en Cunia.
El tercer tipo de visitante es el que explica que al Gavarnie vengan a tocar los más excelentes grupos del jazz latino. Resulta que la única pasión sentimental de Cristina Molina, la líder virtual de Los Latinos, es el jazz, afición que le legó su padre cuando ella era pequeña. Es habitual verla allí con sus guardaespaldas, los gemelos Cerdeño, quizás teniendo una reunión informal con algún futuro socio. No hay apenas intimidad en el local pero precisamente a Cristina le gusta comprobar hasta qué punto alguien pueden mantener una conversación sobre temas escabrosos o ilegales sin hacer referencia directa a ellos.
«Los Cerdeño», Jacobo Peña (2024). Realizado con Sweet Home 3D. Licencia Atribución-Compartir igual 2.0
Por supuesto, es ella la que está detrás de que sea posible traer a los músicos a los que trae el Gavarnie. Solo Luc sabe de dónde salen esos ingresos y contactos extras que lo permiten. Su alianza con Cristina aleja del local a otros criminales que pudieran dañar su reputación o extorsionarle. Sin embargo, Mónica empieza a sospechar que Cristina no es trigo limpio y no le hace ninguna gracia. Conoce Cunia y sus peligros mejor que Luc.
Como decíamos antes, Mónica empieza a sospechar que Cristina está relacionada con el mundo del crimen. Podría contratar a los personajes para comprobarlo, descubrir lo que la une con Luc e incluso subir las apuestas y hacer que rompan esa relación comercial.
Además, Mónica nota que la intimidad y el cariño que sentía por Luc ha disminuído mucho. A la vez, se ha empezado a sentir atraída por Carmen Villalonga. Erróneamente, cree que es correspondido. En realidad Carmen ha empezado una relación con Ander, que mantienen en secreto porque piensan, y no se equivocan, que a sus jefes no les haría gracia.
En cuanto a los gemelos Cerdeño, empiezan a estar hartos de venir al Gavarnie. Su jefa invierte mucho tiempo allí y han empezado a ver clientes que, si la reconocen, podrían traer problemas. Nadie importante pero sí gente que podría delatarla a otra banda o a la policía. El lugar podría llenarse de secretas. Ambos están planeando cómo provocar algún suceso desgraciado que convenciera a Cristina de buscar otro local. Ellos le sugerirían algo más moderno. Ambos son fans de la música electrónica…
Para añadir complejidad a todo, elementos corruptos de la policía de aduanas han empezado a usar el Hotel embajada como base para sus correos y están empezando a presionar a algunas de las bandas que actúan en el Gavarnie para que hagan de mulas. Como estos grupos están "protegidos" por Cristina, entran y salen por el aeropuerto de Cunia con facilidad. Pero claro, a ella no le haría ninguna gracia descubrir que tiene competencia aprovechando su generosidad para con Luc.