Número: 221. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
A principios de los años 40 del siglo pasado, Don Jorge Sonora abrió un comercio en el casco antiguo de Cunia llamado Radios Sonora donde, como es lógico, se dedicaba a la venta de aparatos de radio y también sonógrafos y similares.
Con el tiempo la prosperidad le permitió abrir dos tiendas más en barrios que estaban en auge. Y a principios de los 50 su hijo mayor Ramiro Sonora entró a trabajar con su padre, a la edad de 16 años. Según la mentalidad de la época era lo más lógico que un hijo, en seguida que podía trabajar, lo hiciera en el negocio familiar para aprender del oficio y ser luego con el tiempo él mismo el propietario.
Una tercera generación, Alejandro Sonora, se incorporó al negocio familiar allá por los 80, a la edad de 20 años aproximadamente. Sus estudios de FP en Electrónica bien que le valían para el negocio. Con el tiempo logró convencer a su padre de que podría ser una buena idea montar un negocio paralelo de alquiler de equipos audiovisuales y de sonorización de eventos. Así nace Sonido Sonora.
Y entrado el siglo 21, ya como propietario tras la jubilación de Don Ramiro, expande sus metas creando una pequeña discográfica independiente, Sonora Records, dedicada a sacar al mercado todos esos artistas que aun siendo muy buenos no tienen un reconocimiento.
Es por esas fechas cuando se decide a crear un pequeño holding familiar al que llama Sonora Territori para poder aglutinar los tres negocios sin juntarlos. Estas empresas, aun siendo siempre propiedad de los primogénitos también incorporar a otros familiares, que aparte de ser trabajadores de estas, tienen un pequeño paquetes de acciones.
Sin ser una organización mafiosa de cierta entidad, sí que es de recibo comentar que, para poder mantener los negocios, se utiliza las instalaciones audiovisuales que se montan para gente importante o eventos VIP, ya sea en alquiler o en propiedad, para grabar audio y video de lo que sucede dentro de su alcance. Las instalaciones permanentes siempre son más interesantes dado su alcance en el tiempo.
Todo este material "grabado" se trata y depura en los estudios de grabación. Se descarta el que no tiene ningún valor, y el que interesa se cataloga y se guarda a buen recaudo. Con el tiempo siempre se podrá sacarle un rendimiento, casi siempre vendiéndolo a un buen postor. Algunas veces el encargo ya es directo y se sabe dónde y a quien se tiene que grabar.