Número: 147. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Los valasar, también conocidos como medusas de río, son unos animales de agua dulce que viven en los remansos tranquilos de los ríos. Tienen el cuerpo transparente salvo tres pequeñas incrustaciones que parecen piedras. Son planos por la parte superior (exumbrela) con un diámetro de una vara y tienen decenas de tentáculos urticantes en la parte inferior (subumbrela). Estos tentáculos, salvo tres, no tienen más de un puño de largo. Los tres más largos están unidos a las falsas piedras de su interior, no son urticantes, pero se cree que pueden tener una función locomotora.
Los valasar suelen vivir sumergidos, a media profundidad, y se alimentan de pequeñas criaturas que tienen la mala suerte de pasar por debajo de ellas y rozar sus tentáculos. Al quedar paralizadas, las arrastran al interior de la boca. Solo ascienden a la superficie en el momento de la reproducción en el que se acercan a la orilla a la espera de que algún animal se acerque a beber al río. El hocico del animal parte la medusa en varios trozos, son bastante frágiles, que son arrastrados por la corriente. A excepción de aquellos que posean alguna piedra que se agarran con sus tentáculos al fondo y emigrarán río arriba hasta encontrar un lugar que les agrade donde volver a crecer. De los trozos de la medusa, nacerán nuevas medusas, río abajo, a las pocas semanas y en su camino habrán formado nuevas piedras en su interior lo que les ayudará a quedarse en una zona del río tranquila.
Se cree que, en ocasiones, fragmentos de la medusa quedan adheridos al hocico del animal que los transporta sin saberlo río arriba o a otros ríos. La medusa sobrevive al viaje secándose y convirtiéndose en una piedra similar a las que luego se ven en el interior de la medusa. Este fenómeno de condensación también se produce en las medusas arrastradas por el agua aunque tarda al más. La población de valasar varía en las estaciones del año, siendo el verano el momento de mayor población y el invierno el menor. En los ríos helados, las medusas mueren (se congelan), pero con la primavera, nuevas medusas nacen de las piedras que se habrán depositado en el fondo.
No son animales territoriales y pueden llenar el remanso de un río completamente. El contacto de una medusa (por ejemplo al ir a beber al río, es urticante y molesto, pero rara vez es mortal. El verdadero peligro es bañarse en un río y toparse con una colonia de ellas. Las picaduras de muchas de ellas pueden matar a cualquiera.
Si en algún viaje por Pangea veis a una criatura vareando el agua antes de beber o meterse en ella, estaréis ante alguien que ha tenido un desagradable encuentro con medusas de río.
Los chamanes de Pangea utilizan las piedras de medusa para preparar unos ungüentos con los que se alivian los dolores reumáticos y artríticos. Requiere el uso de varias piedras que deben cocerse a lo largo de varias jornadas hasta que las piedras se quedan completamente blancas, Se machacan y mezclan con grasa de animal y se aplican sobre la zona dolorida. El liquido de la cocción, que queda ennegrecido, es un repelente de insectos y los chamanes suelen echarlo alrededor de las cabañas o en las entradas de las cuevas.