Número: 124. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
La vidalva blanca de las marismas es conocida por muchos nombres, pero el más famoso y quizás acertado de ellos, es el de "hipnoplanta" debido a una de sus características que la hace bastante peligrosa. Es una planta perenne trepadora y no es raro encontrarla sobre muros, piedras e, incluso, el tronco de árboles, siempre en las zonas más sombrías. A la vidalva no le gusta la luz del sol directa, pero sí que haya abundante luz. Por ello, es fácil encontrarla al abrigo de bosques no muy densos, de edificaciones o de desniveles del terreno. Necesita mucha agua y eso hace que sea fácil verla en las orillas de los lagos, de las marismas (de donde recibe su nombre) o de ríos no muy rápidos. Le gusta la humedad y la lluvia, pero no soporta está cerca del mar.
La característica más sobresaliente de las vidalbas son sus flores blancas formadas por unos pocos sépalos abiertos y varios bastoncillos, llamados otorelas algo más rígidos; parecen sépalos de la flor enrollados y endurecidos y son frágiles al tacto. El interior de las otorelas es como una espiral y cuando el viento agita la planta (o algo la mueve), el aire entra por la parte inferir y recorre toda la espiral que vibra de una forma muy característica, a muy baja frecuencia.
Este sonido, que la mayoría de las especies no puede oír, es un mecanismo de defensa de la planta. Cuando un herbívoro intenta comérsela, agita las flores y estas emiten el sonido que provoca que el animal se duerma. La floración de la vidalva es casi continua, excepto en lo más duro del invierno y el momento de mayor floración es en la estación del despertar, que es cuando la planta es más peligrosa. Al principio de la estación fría, las flores se cierran y surgen las semillas en forma de cipselas (similares a los dientes de león) que se dejan llevar por los primeros vientos, aguardar el invierno en el húmedo suelo y germinar al inicio de la estación del despertar.
El arrullo de las vidalva es una poderosa sintonía que obliga a las víctimas a dormirse y si el sonido es continuo, porque haya viento, la víctima morirá de hambre o de sed. Si se enreda en la planta y aunque no haya viento, estas sonaran cada vez que se despierte y se mueva, provocando que vuelva a quedarse dormida. Para soportar el arrullo de la vidalva es necesario superar una prueba de Voluntad difícil si se está al lado de la planta, normal si se está a 3 pasos y fácil si se está entre 3 y 9 pasos. Más allá de esa distancia el sonido de la vidalva no es peligroso. Si se supera la prueba, la víctima notará que sus pensamientos son más pesados, difíciles de tener, pero no se dormirá y podrá realizar acciones con una penalización de +5. Si no se supera la prueba, la víctima caerá al suelo dormida tantas horas como indique el dado Sombra, salvo que alguien o algo le despertara. El personaje sólo está dormido, no en coma, despertarle es automático, pero puede volverse a dormir si aún sigue al alcance del sonido (tendrá una penalización de +5 a la prueba de Voluntad si la planta vidalva le ha afectado recientemente).
Los insectos son inmunes al sonido de la vidalva, así como los h'sar y los druga. Los primeros oyen el sonido de las plantas y lo llaman el hassure (la nana de los tontos); los segundos, directamente, no pueden oír esa frecuencia.