¿Por qué los cómics?

Como cada vez que la vida laboral o familiar me proporciona una temporada larga para adelantar con Indalo, renacen las ganas de llevar alguna opinión a este blog sobre el proceso de creación para que os hagáis una idea de cómo va y qué estamos haciendo con él.

En este caso me apetecía explicar por qué cuando Juan Carlos tiró la caña comentando que quería que alguien escribiera un juego de superhéroes con el Sistema Sombra yo salté como un resorte, a pesar de mi historial como diseñador de otros géneros muy diferentes.

Nos tenemos que remontar muy atrás. Un amigo me prestaba mis primeros cómics de superhéroes, tres números de la por entonces «Patrulla X» que me cambiarían la vida, quizás por ser los números que eran. La historia de la muerte de Fénix (bueno, la primera de ellas) ni más ni menos. Por primera vez en mi vida  leía una historia en la que moría una protagonista. Por primera vez veía tratar un tema tan grave como la responsabilidad de nuestros actos, de actos tan terribles como un genocidio, fuera de un aula o de una «charla» de mis padres. De ahí a enamorarme de esos guiones (y a decepcionarme, muchas veces), de esos personajes, no mediaba ni medio paso.

El salto que di entonces al quiosco es muy parecido en lo emocional al que di cuando Sombra puso sobre la mesa este juego. La posibilidad de tratar temas interesantes en el relampagueante mundo de los cómics de superhéroes lo sentí como la oportunidad que siempre había querido tener.

Los cómics, los mejores al menos, tienden a reflejar nuestro mundo y sus conflictos a través de una mitología de seres falibles, cercanos, a la vez sujeto y objeto de evaloración ética. Dicho así no resulta tan emocionante, hasta que esos mismos temas cabalgan un artefacto Shi’Ar para juzgar a Red Richards, enfrentan al Juez Muerte en Mega-City Uno, viajan al Fin de los Tiempos para usar al Hombre Infinito como arma o se encarnan en el Campo del Violín negándose a resucitar en la Tierra de los Sueños.

Inevitablemente, como Claremont, Simone, Levitz, Byrne, Moore o Wagner, tenían sus propios temas recurrentes, Indalo tendrá los míos impresos. Por suerte el estilo Sombra es que el desarrollo posterior del juego extienda su manto a los temas de los/as aficionados/as, integrándolos para que pasen a formar parte de nuestro mundo, pasando vosotros/as a ser los Claremont, Simone, Byrne, Moore o Wagner de Indalo. No, Levitz no, ese me lo guardo yo.

 

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