¿Sabes eso que sientes cuando te vas de viaje y tras un tiempo vuelves a ver fotos o imágenes de un sitio en el que has estado, ese recuerdo agradable de los buenos momentos? Bien, pues eso es lo que sentimos al terminar unas SomCon. Es un reencuentro con los juegos, las tertulias roleras, las risas, los mundos, la imaginación, con lo bueno que tiene esta afición. Pero sobre todo eso, es un encuentro en que sales rodeado de amigos. Un merito que no nos corresponde; es de la gente estupenda que viene a las SomCon y hacen de estas jornadas lo que son: nuestra mejor experiencia.
Al final fuimos medio centenar de personas y jugamos, mucho, y estuvimos juntos desayunando, comiendo, cenando y haciendo que la parte Con del nombre, la convicencia, justificara la búsqueda de un lugar que nos acogiera. Este año estrenábamos ubicación, la Torre de Alborache, y creo que todos acabamos contentos del lugar. Las salas eran amplias y nos permitían distribuir las partidas sin agobios y sin exceso de ruido. Y hubo salas que no usamos, lo que os da pie a que podemos ampliar la oferta para el año que viene. Un albergue no es un hotel, pero las habitaciones de 2, 4 y 5 plazas con baño propio, cumplen con creces su objetivo: un lugar donde dejar las cosas y donde dormir para reponer fuerzas para las partidas del día siguiente. Hubo algunos asistentes que comentaron que los colchones eran buenos, pero si os soy sincero, llegaba tan cansado a la cama que no me hubiera dado cuenta si hubiera sido una piedra.
Conseguimos un equilibrio muy interesante entre la oferta y la demanda de actividades y creo que nadie se quedó sin hacer algo en algún turno. No era fácil porque teníamos gente que no venía a jugar y también había niños (unos ocho). Esta futura generación de sombríos crearon una química genial entre ellos y nos sorprendieron creando sus propias partidas durante las jornadas o convirtiendo partidas de rol de mesa en improvisados roles en vivo. Me temo que no puedo ser parcial en las actividades porque estuve liado haciendo una en casi cada turno, pero sí escuchaba a hurtadillas y creo que agradaron. De las que yo hice, me gustó el resultado de la Exocita (que rompí un poco el esquema de tratar cosas políticas y hablé de cosas creativas) y me gustó la partida de comité. Hubo un momento épico cuando el responsable de la policía federal recriminaba al de la guardia civil que no estaban colaborando. Fue una partida experimental y creo que repetiré en el futuro.
Las SomCon se hacen cortas y algunos de los asistentes nos decían el domingo por la tarde: «yo me quedaba y echaba una partida más»; lo hacemos a propósito. Nosotros también nos quedamos con ganas de más y esas ganas es la que nos lleva a estar pensando ya en las SomCon Uno Ocho. Nos gustó el sitio, así que repetiremos, y nos gustó el cambio de fecha, quizás la movamos a finales de Octubre para alejarla de otros compromisos y de agosto. Recopilaremos información para hacer de la próxima experiencia SomCon algo más grande y mejor, pero perdonadnos si tardamos algún día más en resucitar.
Me despido con unas palabras que no son mías, sino de uno de las jóvenes promesas de las SomCon: «Jo, tengo que esperar un año para volver a ver a mis amigos».