Número: 69. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Los pescadores siempre han sido considerados como el pariente pobre, o menos glamuroso de los cazadores. Esto es producido más por desconocimiento (los habitantes de Aguaclara, por ejemplo, tienden a pensar únicamente en lo fácil que es pescar en un río, sin conocer los peligros del mar. De hecho, muchos habitantes de Pangea, no saben siquiera que es el mar) que por una verdadera realidad en cuanto a menor peligrosidad en su trabajo. No es únicamente el peligro de los animales, el que hay que tener en cuenta, sino los fenómenos naturales, que son tan reales en tierra como en el mar. Las tormentas, y mares embravecidos pueden dar al traste con la captura de todo el día, e incluso destrozar las embarcaciones y las redes (hechas de fibras vegetales entrelazadas, o de cuero animal), aparejos mucho más difíciles de recobrar y de hacer que una lanza improvisada. Existen diferentes lugares donde llevar a cabo esa pesca. Procedemos a los más habituales:
Las jornadas de los pescadores, dan comienzo mucho antes del alba, en la que un frugal desayuno, da paso a una rápida revisión de los materiales, y un agotador viaje a aguas más profundas, en las que poder tener suficiente espacio para lanzar redes, o en los que se sepa a ciencia cierta que una especie en concreto, que se ha salido a buscar, habita en cantidades suficientes para cubrir el día. Suelen hacer uso de las mencionadas redes, para pequeños peces que se desplazan en grandes bancos, tales como sardinas o jureles. Muchas veces, se necesita una gran capacidad pulmonar y natatoria, cuando la pesca es o bien difícil de alcanzar (como los pescadores de moluscos tales como almejas gigantes o erizos negros), o requiere una situación de "`pelea", (dando caza a atunes rojos, o la peligrosa profesión de caza tiburones). En estos casos, las lanzas para "ablandar" a la presa, junto con el cuchillo y un ánimo especial, son los únicos que consiguen llevar a buen puerto la captura.
En este caso, no es el mar y su variable temperamento el que ha de preocupar al pescador, sino el propio entorno en el que se mueve, ya que suele ser una zona sumergida, a veces alcanzando metros de profundidad, otras veces, apenas unos centímetros, casi invisible por las vegetación que existe, lo que hace que vadear la zona sea una aventura en si misma. Unido a ello, se encuentran los animales peligrosos que pululan en esos lugares, tales como cocodrilos, anguilas de pantano, y similares, que pueden dar más de un susto al pescador desprevenido. Es por ello, que en las embarcaciones, suelen ir tres pescadores, uno pesca, otro navega, y el tercero, vigila. La pesca suele ser la más tradicional, esto es, a lancetazos, o atando cebo a una cuerda si se busca una pieza más grande, (como las mencionadas anguilas de pantano).
La menos peligrosa de todas, de lo único que han de preocuparse es de posibles depredadores (como los tiburones toro que suelen subir los cursos de los ríos en épocas calurosas), y de saber nadar, si es un río navegable (como el de Aguaclara). En general, suelen elegirse arroyuelos y tramos de agua de baja profundidad, y esperar paciente que los peces te ronden, para alancearlos, y sacarlos. Salvo enormes concentraciones de pirañas, no suele aparejar consigo ningún peligro. Suele ser, también esta última, una profesión practicada por mujeres, o futuros cazadores, que aún no han pasado el rito de adultez.
Existen ciertas actividades pesqueras, que por su especial peligrosidad o particularidad en la forma de llevarla a cabo, que requieren unas ligeras modificaciones respecto a la profesión de cazador incluida en el libro básico de Pangea. Como regla general, indicar que la profesión de pescador, puede modificarse del siguiente modo:
Por último, hay dos profesiones específicas, que pasamos a explicar:
En esta profesión, además de todo lo indicado antes, se añade una habilidad llamada "Pelea submarina" como Primaria, que refleja el entrenamiento subacuático dentro de los cazatiburones para combatir bajo el agua. Su habilidad asociada es la Destreza. La profesión sube a 125 puntos.
Dedicados a la recogida de erizos, almejas, y todo tipo de moluscos, si son recolectores de conchas y perlas, obtienen la habilidad Evaluar como Secundaria. La profesión sube a 115 puntos.