Número: 232. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
La familia Lajoya es una distinguida dinastía de humanos que llevan viviendo desde generaciones en el Reino de Cagrum. Afamados forjadores, desde tiempos antiguos los Lajoya han creado sin temor a exagerar un equipo militar de extraordinaria calidad. He aquí un ejemplo de ese material que crean.
Los escudos Lajoya se construyen siguiendo un proceso que se compone de decenas de pasos que van desde la extracción y selección de los minerales que se van a utilizar, la forja de la pieza y su posterior decoración.
Hay dos tipos de escudos: aquellos producidos en masa para armar a las levas y ejércitos de las naciones de Eriloe. Estos se producen aplicando un estándar de calidad muy severo pero lo realizan los aprendices que trabajan en las forjas y duermen en la escuela taller de la familia Lajoya. Sus precios son asequibles pero no baratos.
A efectos de juego: actúa como un escudo normal
Por otra parte están los escudos que son una petición especial hecha por clientes particulares. Estos escudos alcanzan en ocasiones cifras astronómicas. Es el caso del Escudo Real del Monarca de Corus, un hermoso escudo forjado en metales duraderos y recubierto de filigranas de oro y un arte heráldico que merecería estar en un museo y no utilizarse para la guerra. La familia Lajoya (y el actual Maestro del Fuego, Goro Lajoya) deciden en última instancia si llevan a cabo el trabajo. Han creado escudos para reyes, príncipes y figuras importantes, pero también para mercenarios de renombre e incluso para un regalo de bodas de plebeyos.
Estos escudos se realizan por los miembros de la familia en persona. Se pone un especial cuidado y cariño en su creación. Participan no sólo los maestros forjadores, sino orfebres que lo decoran profusamente y artistas de la pintura que se esmeran en reflejar la heráldica en su superficie. Un solo escudo hecho de esta manera puede costar el rescate de un rey, pero el resultado merece la pena.
A efectos de juego: este escudo sube sus capacidades de parada a +2 y su peso se reduce a la mitad. Además, llevar uno de estos reduce en un grado de dificultad los encuentros sociales por el prestigio que supone poseer uno