Número: 232. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
En la ciudad de Cargrum, dentro de los límites de la Biblioteca Real, apartados del posible bullicio de la gente que la recorre y lejos de miradas indiscretas se puede encontrar unos pocos pequeños pasillos, cortos, mal iluminados, de apariencia abandonados que son la antesala de algunas salas de tamaño reducido. La poca gente que las conoce de oídas dice que allí se guardan documentos que mejor no estuvieran al alcance del público. Cualquier idea peregrina de que temas pueden tratar es seguro que se ha susurrado en lugares solitarios, en petit comité.
Sobre todo el concepto que son grimorios de magia poderosa y que son imposibles de destruir. Y que deben de estar custodiados bajo quince llaves para evitar que nadie pueda sentir la tentación de intentar resucitar la magia, aunque solo fuera en pequeña escala.
Los partícipes del Consejo Rector que conocen con exactitud que se puede encontrar allí saben que, en cierta manera, estas habladurías no están alejadas de la realidad. Si que allí se encuentran pergaminos con conceptos extraños, disquisiciones filosóficas bastante erráticas,… aunque asegurar que son tratados de magia dista una existencia con lo real.
Entre estos pergaminos se puede encontrar una serie de escritos de Jion Matter. Escritos que, como acabamos de comentar, son… extraños y controvertidos en grado sumo. No se tiene claro de que habla en cada uno de ellos. No acaba de afinar con sus explicaciones. A ratos parecen la descripción de algunos viajes de los que no se tiene constancia, o quizás de la sensación que esté hablando de ¿objetos? ¿entes?... Todo muy confuso y enmarañado. Hace mucho tiempo que se dejó de estudiarlos con ahínco. Tal vez en algún momento un miembro del Consejo se interesa de repente y cree que el enfoque que acaba de alumbrar puede aportar luz a los textos. Pasan las semanas y al final, invariablemente, deja el estudio tras darse cuenta conscientemente de que sigue estando en el mismo punto que estaba al iniciar las consultas.
Hace pocos días que en una visita esporádica se han dado cuenta que algún desconocido, o desconocidos, han irrumpido en la sala donde se hallan los escritos de Jion y han robado dos pergaminos. Los dos más desconcertantes. La pulcritud del trabajo hace pensar que iban directamente a por estos trabajos, ni más ni menos.
El Consejo Real se encuentra desconcertado y temeroso de que alguien pueda interpretar los escritos y con su conocimiento, sea el que sea, pueda causar un daño irreparable. Por ello, no siendo gente que se mueva fuera de los dominios de la biblioteca deciden contratar a un grupo de personas (la mesa de juego) para que sigan el rastro del robo, puedan identificar a los culpables y, sobre todo, recuperen los dos pergaminos.