Número: 217. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
La aparición de diferentes servicios de televisión ha hecho que las productoras deban responder a una demanda cada vez mayor de productos y que estos, en ocasiones, pasen por debajo del radar sin darnos cuenta. Esto nos pasó con la serie que hoy reseñamos y que descubrimos en Netflix de casualidad. Berlín en 1946 tras la guerra y tratando el tema de la ocupación parecía un buen aliciente.
La serie es una coproducción francesa, alemana y canadiense y muchas de esas nacionalidades se notan en algunos detalles de la serie dando un producto final que, quizás, no sea de la calidad que podría haber sido, pero no adelantemos acontecimientos.
La trama gira en torno a un policía de Estados Unidos que es enviado a Berlín para ayudar a formar a los policías alemanes. Estos, mujeres, ancianos y niños, carecen de casi cualquier experiencia y, además, por no tener, no llevan armas ni tienen comisaría. Puede extrañar la composición del grupo, pero de ser un intento de corrección política tan de moda, creo que refleja una realidad de la Alemania de 1946, los varones de edad laboral o bien habían muerto o bien estaban prisioneros.
Este extraño grupo, con el estadounidense a la cabeza, se enfrenta a varios casos que discurren en paralelo, pero que acaban cruzándose unos con otros: la muerte de dos soldados británicos, el mercado negro, la prostitución e, incluso, un asesino de nazis que los persigue implacablemente. Todo ello aderezado con personajes variopintos como cónsules estadounidenses (y su mujer harta de su marido), malvados oficiales soviéticos, violonchelistas callejeros, etc. Algunos personajes son muy extremos, muy estereotipados (como el caza nazis) y es algo que se le puede echar en cara a la serie irse siempre a los peores extremos. Por ejemplo, el policía americano no se cambia de camisa ni cuando va a una fiesta del cónsul; es como si fuera a perder su fuerza como personaje si lo sacan alguna vez arreglado. Esos detalles desmerecen un poco el conjunto.
Y como último comentario de la serie, empieza bien e interesante, pero luego parece que la alargan innecesariamente. Toda la trama se podría haber resuelto en uno o dos capítulos menos. Además, aunque cierran todas las tramas, dejan un par de "puñetazos a la segunda parte" muy estereotipados también. Me temo que ese es un defecto de los nuevos productos audiovisuales de consumo. Las series tienen que tener un número de capítulos, no los que necesita la historia, y siempre deben quedar abiertas por si nos renuevan una temporada más. De todas formas, son solo 8 capítulos de 45 minutos; fáciles de ver.
Traemos la serie a la revista y a Comandos (aunque estrictamente es un año posterior al juego) porque aunque hay muchos clichés en la historia, el ambiente del Berlín de 1946 es muy sugerente y te puede dar buenas ideas para jugar partidas en ciudades ocupadas (o liberadas). Cómo funcionaba el mercado negro, las influencias políticas, la prostitución, qué valor tenía una colilla o por qué la gente aceptaba determinados trabajos. Además de todos estos detalles, el Berlín destruido con la gente malviviendo en las ruinas está muy conseguido y los cuatro sectores y cómo se comportaban unos y otros también es interesante. Todo es antes del Muro de Berlín y pasar de un sector a otro era relativamente sencillo, lo que no quiere decir que siempre fuera recomendable (o que tu autoridad sirviera de algo). La serie presenta un escenario muy sugerente en el que ambientar algunas partidas.