Número: 217. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Alexandre Auguste Robineau (1787-1789), Combate de esgrima entre el Caballero de Saint George y el Caballero d'Éon. Cuadro al óleo. Dominio público.
En el siglo XVI, los mejores esgrimistas del mundo, en su mayoría italianos por aquel entonces, comenzaron a fomentar la creencia de que existiría una estocada secreta, que garantizaría la victoria en cualquier duelo. Por supuesto, esto se traducía en fama para los maestros de esgrima que afirmaban tener la suya propia, la fama se traducía en discípulos a los que en teoría les era transmitido el secreto. Por supuesto y por muchas medidas que se tomasen, eso descartaba que la estocada fuese realmente secreta, en especial si se practicaba algunas veces en público. Probablemente el objetivo de decir que se tenía una estocada secreta o maestra sería también, o incluso sobre todo, amedrentar a posibles rivales. Estocadas que entrarían dentro de esta categoría de "golpes maestros" o "sorpresa" serían el manchette de Burton, la imbrocatta, la botte de Saint-Evremonde, la botte de Le Flamand o la Estocada del Jabalí de McBane.
Por supuesto, donde los maestros ganaban dinero de mantener el secreto y captar alumnos, estos podían ganarlo desvelando esos secretos a otros alumnos… o al público. Así, los esgrimistas y sus estudiantes acababan escribiendo tratados de esgrima en los que se desvelaban en teoría las diferentes técnicas secretas o maestras.
En la práctica, los límites de la representación escrita o ilustrada pero bidimensional hacía que muchos de estos tratados fuera bastante inútiles, siendo mucho más eficaz la guía de un maestro, algo que estos sabían. Sin embargo, por mera curiosidad, por sentirse espadachín desde el salón o por no tener acceso a un maestro (por distancia, dinero o cualquier otra razón), estos libros se popularizaron lo suficiente.
El aude de la imprenta en el Renacimiento sirvió bien al propósito de estos tratados, así como el renovado interés por los tratados clásicos sobre la guerra. Comienza el nacimiento de los ejércitos modernos y la formalización del combate. En España en concreto empezarán a aparecer tratados de esgrima a finales del siglo XVI, pero en toda Europa se daba este fenómeno. Los tratados comenzaron por representar los movimientos más naturales y clásicos, para irse complicando poco a poco según el paso de las décadas y el aumento de la popularidad y del "misticismo" de los maestros que hemos comentado.
En 1808 tendremos a disposición de la mesa de juego tanto tratados recientes como reimpresiones o ejemplares conservados desde el siglo XVI en adelante. La idea de este artículo es que las direcciones de juego creen sus propios tratados para insertarlos en una campaña o aventura, como objeto de interés de uno o más personajes. Sin embargo, ahí te va una lista de nombres de tratados de esgrima que pueden servirte como inspiración:
Opera Nova dell'Arte delle Armi (1536), de Achille Marozzo
Il Duelo dell Mutio iustinopolitano (1554), de Girolamo Muzio.
El arte del combate (1570), de Joachim Meyer.
De la Filosofía de las Armas y de su Destreza y la Aggression y Defensa Cristiana (1582), de Jerónimo Sánchez de Carranza.
Talhoffer Sammelhanschriff (1600) de Hans Talhoffer.
Gran Simulacro dell'Arte e dell'Uso della Scherma (1610), de Ridolfo Capo Ferro.
Advertencias para la destreza de las armas así a pie como a caballo (1642), de Luis Pacheco de Narváez.
Desengaño de la espada y norte de diestros (1642), de Cristóbal de Cala.
Compendio de los fundamentos de la verdadera destreza y filosofía de las armas (1675), de Francisco Antonio de Ettenhard y Abarca.
Cartilla, y Luz en la Verdadera Destreza (1696), de Nicolás Tamariz.
Además de elegir un título, cada tratado de esgrima tendrá uno y solo un efecto sobre las reglas de juego, a decidir por la dirección de juego. El efecto será además sobre el uso de una de las posibles armas blancas que puede portar un personaje de 1808.
Entre los efectos que se pueden elegir estarían un grado menos en la defensa activa de parada con ese arma, un grado menos de dificultad en la realización de maniobras de combate cuerpo a cuerpo (apresar, matar en silencio), un aumento en el grado de éxito del movimiento que se provoca al rival en combate, una reducción en la bonificación que reciben varios atacantes cuando te golpeen a la vez, en el combate desde una montura, mejoras en las iniciativas primaria o secundaria, bonificadores al daño con ese arma…
El personaje deberá estudiar el tratado, leyéndolo entero al menos un par de veces, invirtiendo para ello el tiempo que le indique la dirección de juego. También deberá practicar el movimiento durante un par de semanas (que pueden ser simultáneas o no a las lecturas, pero siempre después de la primera). Terminado este tiempo, podrá gastar 3 puntos de experiencia y habrá adquirido la destreza de ese tratado.