Número: 127. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
La Unión Soviética fue una de las primeras naciones en darse cuenta de la posibilidad operativa de los paracaidistas. Ya en 1929, quince paracaidistas soviéticos aterrizaron en la ciudad de Tayika (en la actual Tayikistán) donde ayudaron y organizaron a la población local para repeler el ataque de unidades guerrilleras islamistas (los Basmachí). Aquella operación no puede considerarse como una operación aerotransportada en sí misma (quizás una misión de comandos), pero una demostración de las posibilidades militares tendría lugar un año después cerca de Moscú. Se trataba de un entrenamiento, pero fue la base para que a finales de 1932 el alto mando diera el visto bueno a la creación de las unidades paracaidistas soviéticas en Leningrado. Como en otras ocasiones, la creación constituyó realmente en la transformación de una unidad ya existente para dotarle de equipo y entrenamiento más paracaidista. En 1935, en una demostración militar en Kiev, los soviéticos sorprendieron a los observadores extranjeros con el lanzamiento de 1500 paracaidistas en unas maniobras. Esa demostración fue, sin duda, el origen de los paracaidistas alemanes y estadounidenses.
A la primera brigada paracaidista, la 3ª al mando de M. V. Boytsov, se le unieron pronto otras dos brigadas (la 13ª y la 47ª) y tres regimientos (1º, 2º y 5º, todos ellos en la zona oriental de la Unión Soviética) se crearon en 1936. Estos regimientos se utilizarían en la batalla de Khalkhin Gol (contra los japoneses) en 1939. Otras brigadas de reciente creación se utilizarían en la campaña de Polonia y, finalmente, también se utilizaron en la guerra contra Finlandia de 1939-40. El éxito cosechado en estas operaciones hizo que el crecimiento de la fuerza paracaidista continuara en los años siguientes y entre marzo y abril de 1941 cinco brigadas fueron aumentadas al tamaño de cuerpo (nota: en el ejército soviético de esta época, el "cuerpo" es el equivalente a la "división" de los ejércitos occidentales). Cinco más siguieron el mismo camino a finales de 1941.
La falta de medios aéreos fue una lacra para los cuerpos aerotransportados y, en realidad, se realizaron muy pocas acciones aerotransportadas y nunca a nivel de división. En los primeros días de la invasión alemana, algunas tropas fueron lanzadas en Kiev, en Odessa y en la península de Kerch, pero fueron operaciones muy pequeñas y principalmente tácticas. A principios de 1942, las tropas alemanas amenazaban la zona de Rzhev y los soviéticos lanzaron un gran número de tropas paracaidistas en la retaguardia (operación Vyazma). Durante seis noches, unos 2100 soldados (de los 10000 que forman el cuerpo) saltan sobre la zona, pero la inexperiencia en los vuelos nocturnos y el clima hace que muchos caigan a kilómetros del punto previsto. De todas formas, el objetivo era que se infiltraran como partisanos tras las líneas enemigas, no utilizarlas como unidades de combate en la batalla, por lo que esa dispersión no fue un verdadero problema.
En 1942, las unidades aerotransportadas fueron convertidas en unidades de Guardias. Una forma en la que el ejército soviético marcaba a sus unidades veteranas, de élite y que les garantizaba mejores suministros y una activa participación en las batallas. Esta conversión eliminó parte del componente paracaidista de las unidades e hizo que fueran utilizadas más como unidades de infantería que como unidades paracaidistas (la mayoría en Stalingrado).
A pesar de la reconversión, el stavka aún necesitaba realizar misiones aerotransportadas. La conversión de sus paracaidistas en fusileros había sido una emergencia debido a la necesidad de hacer una reserva estratégica ante la ofensiva alemana en el Cáucaso, pero en el mismo 1942, en otoño, se dio la orden de crear ocho nuevos cuerpos aerotransportadas, que a finales de ese mismo año serían denominados unidades aerotransportadas de Guardias.
En septiembre de 1943, el 3er ejército de Tanques de la Guardia había alcanzado el Dnieper y se planteó el envío de tres brigadas paracaidistas (la 1ª, 3ª y 5ª, un cuerpo) para reforzar y ampliar una cabeza de puente en la orilla norte del río. La primera oleada fue un fracaso. Muchos paracaidistas cayeron sobre sus propias tropas en el lado sur del río y otros sobre la ciudad de Dnieper perdiendo gran parte de su equipo. La segunda oleada, más numerosa, también cae en la orilla sur, desperdigada, lejos de la cabeza de puente y sin armamento antitanque para enfrentarse a los alemanes (lo que provocó muchas bajas). Las tropas que cayeron tras las líneas alemanas se organizaron como partisanos y acosaron la retaguardia alemana. No volverían a entrar en contacto con sus fuerzas hasta mediados de noviembre. Una de las principales operaciones aerotransportadas soviéticas de la guerra resultó ser un fracaso por la falta de preparación, principalmente de los pilotos y observadores para localizar los puntos de salto.
A mediados de 1944, el alto mando soviético reagrupó las brigadas paracaidistas en tres cuerpos paracaidistas (el 37º, el 38º y el 39º) que más tarde formarían un Ejército Paracaidista bajo las órdenes del general Zatevakhin. En diciembre de 1944, las unidades de paracaidistas volverían a ser asignadas a un ejército de Guardia (el 9º bajo las órdenes de Glagolev) y volvería a convertirse en fusileros. El 9º Ejército participó en varias acciones de explotación tras la ruptura del frente, en concreto en Hungría, en la ofensiva de Viena y en Praga.
Resumiendo, las tropas aerotransportadas soviéticas fueron de las primeras en crearse del mundo, pero debido a la falta de medios aéreos o a la inexperiencia de estos, sus misiones aerotransportadas no fueron muy exitosas y por dos ocasiones el alto mando ruso tiró de ellas (dado su entrenamiento de mayor nivel) para crear reservas estratégicas y utilizarlas como unidades de fusileros de élite.