Número: 77. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Algunos Directores de Juego de Comandos de Guerra me han comentado que tienen algunos problemas para cuantificar las coberturas. ¿Cuál es el valor adecuado para una puerta de madera? O de otra forma, ¿la puerta de madera parará un disparo? En siguiente artículo muestra algunas recomendaciones para calcular los valores de las coberturas1.
El metal es una de los materiales más fáciles de cuantificar: cada milímetro de espesor de la chapa de metal es un punto de resistencia. Es cierto que no todos los metales son iguales y que la resistencia del material no progresa linealmente con el espesor, pero fue esta una simplificación que se adoptó a la hora de elaborar las reglas de Comandos. La relación 1 mm igual a 1 punto tampoco es casual. A la hora de diseñar el juego se buscó esa equivalencia y en virtud a ella se calcularon los daños de las armas.
La resistencia del hormigón al impacto no es muy grande, ni siquiera el hormigón armado. Es fácil romper con un martillo espesores de unos centímetros. Una de sus ventajas es su facilidad de fabricación (cemento más agua principalmente) y su precio (barato en comparación a otras cosas) que hace que sea factible utilizar espesores enormes (hablamos incluso de metros de espesor) y eso provoca unos puntos de resistencias bastante insuperables.
La resistencia de un muro o techo de hormigón no se tendrá en cuenta hasta que no supere un espesor mínimo. Contra armas de infantería, ese espesor será de 5 centímetros y contra armas de artillería, de 15 centímetros. Los puntos de resistencia del hormigón son 2 por cada centímetro de espesor (3 puntos de blindaje en el caso de hormigón armado). Así, por ejemplo, un búnker con un muro de 20 centímetros proporciona una resistencia de 40 puntos o 60 si es hormigón armado.
Los búnkeres de los submarinos alemanes tenían una losa en el techo de 3,5 metros de hormigón. Según lo dicho, eso supondría una resistencia de 700 puntos. Los ingenieros alemanes que los construyeron consideraban que resistirían el lanzamiento de una bomba de 1000 kilos.
En general, las losas de cemento de los suelos de los edificios de la época oscilan entre los 10 y los 15 centímetros y llevaban un mallazo. Puedes considerar que tienen una resistencia entre 20 y 30 puntos de blindaje. Sí, lo sentimos, los personajes no podrán abrir un agujero disparando la ametralladora en círculos alrededor de ellos.
La mayoría de las casas del frente europeo estaban fabricadas con ladrillos (o piedras) recubiertas por cemento o yeso. Los ladrillos son muy frágiles, pero al estar colocados en una pared (encerrados) tienen una capacidad de absorción de impactos superior a la esperada. No es que se pueda hacer un búnker con ladrillos, pero una pared da cierta resistencia. Considera que una pared da 1 punto de blindaje por cada 2 centímetros de espesor de la pared.
Hay muchos tipos de ladrillos y muchas medidas. En España, por poner un ejemplo, varían de unas regiones a otras (lo que, por otra parte, es bastante lógico: no son iguales las necesidades constructivas de Asturias que de Murcia). En la segunda guerra mundial no se habían inventado las paredes de pladur, de escayola y demás inventos modernos y podríamos resumir (mucho) las paredes en dos tipos: de medio pie (los ladrillos se colocan uno al lado del otro por el lado estrecho) y de un pie (por el lado ancho). Acabada (con el yeso, cemento y demás), una pared de medio pie tendría unos 15 centímetros (lo que daría 7 puntos de resistencia) y la de 1 pie tiene unos 28 centímetros (14 puntos de resistencia). Las paredes de medio pie son las habituales del interior de la vivienda (las que separan las habitaciones unas de otras; en la actualidad se hacen más estrechas). Las de un pie son las que dan al exterior (incluso pueden ser más anchas, de 35 o 40 centímetros) y las que separan unas viviendas unas de otras.
Como puedes ver, algunas paredes de una casa pueden detener el disparo de una pistola, pero no todas.
En la Segunda Guerra Mundial, las puertas, las mesas, los armarios se hacían con maderas macizas (a diferencia de nuestros muebles actuales que son mitad virutas de madera, mitad plástico). Una de las ventajas de la madera como elemento de protección son sus fibras naturales que forman una serie de capas que van frenando los proyectiles. Una mesa de madera de un centímetro de grosor no parará una bala (nada de esconderse detrás), pero el tronco de un árbol encima de un refugio provisional evitará toda la metralla (no servirá mucho para un impacto directo).
Distinguiremos dos tipos de maderas: las blandas (pino, ciprés, abeto, etc.) y las maderas duras (roble, nogal, etc.). Las primeras dan 1 punto de resistencia por cada tres centímetros de ancho y son las maderas habituales de las puertas y los muebles de cocina. Las segundas dan 1 punto de resistencia por cada dos centímetros y son las habituales de los muebles de salón, dormitorios y contraventanas. Sin embargo, y a excepción quizás de las puertas y las ventanas, las maderas de los muebles rara vez tenían espesores superiores a uno o dos centímetros.
En las trincheras y refugios provisionales, se cavaba un agujero en el suelo (más o menos profundo) y se cubría con troncos de árboles (de unos 20 centímetros de diámetro). Si el refugio era temporal, se limitaban a cubrirlo con tierra (la tierra daba cierta protección adicional, considérala como madera adicional, y cierto camuflaje con el entorno); si el refugio era algo más estable y había medios al alcance de la unidad, los troncos podían cubrirse de cemento (que además de la protección adicional, permitía que todo el conjunto fuera más impermeable).
1 No es necesario decirlo, pero nunca está de más recordar que los directores de juego tienen la última palabra en cuanto a las reglas que aplican y que este artículo sólo son recomendaciones.