Higuera de la locura

Llamada también higuera espinosa, higuera del wukran o higo apestoso, entre otros nombres, es una planta terrestre, que generalmente crece en encinares y pinares.

Los chamanes de varias razas queman las hojas y aspiran los vapores para inducirse visiones proféticas. También se usan en algunas ceremonias funerarias para apaciguar a los espíritus de aquéllos que han muerto antes de tiempo. En algunas tribus mendwan existe la costumbre de suministrar a los niños una especie de cigarro hecho, entre otras, con hojas de esta planta, con el objetivo de predecir su futuro de acuerdo al comportamiento que tengan al estar bajo sus efectos. Otros usos frecuentes son:

De su tallo se extrae un jugo que se usa para curar el dolor de oído. Se corta el tallo y se introduce en la oreja, dejándolo allí puesto un rato.
El fruto tiene fuertes propiedades analgésicas. Son tóxicos, capaces de matar a pequeños animales y niños muy pequeños (menos de tres años).
Las hojas, hervidas junto con malva y marrubio, alivian el picor de las almorranas. Para esto se deben dar baños de vapor lo más calientes que se tolere tres o cuatro veces al día. Algunos chamanes jóvenes prefieren amasar las hojas con grasa animal para hacer una pomada, aunque esta práctica es denostada por los más tradicionales. También pueden frotarse para aliviar el dolor de espalda. Colocadas sobre la piel alivian la comezón y eliminan el acne juvenil. También se usa para combatir las paperas. Mezcladas con barro y aplicadas en las piernas eliminan las varices.
El olor de las flores elimina el dolor de cabeza y es un insecticida natural que mantiene alejados a los insectos.
Las semillas masticadas se emplean contra los dolores del parto y matan el hambre, pero son extremadamente peligrosas (ver más abajo).
El polvo seco del tallo, esnifado, favorece el trato con algunos espíritus.

La higuera de la locura posee potentes propiedades neurotóxicas; si se ingiere una cantidad excesiva causa una locura violenta (psicosis química caracterizada por alucinaciones). La parte más tóxica de la higuera son las semillas, ya que diez de las mismas constituyen una dosis letal. En dosis mínimas produce un delirio alucinatorio incontrolable durante horas. Cantidades menores bastan para inducir una intoxicación grave, en ocasiones mortal. La ingestión de apenas tres semillas o incluso unos pocos gramos de hojas bastarán para matar a un niño de hasta diez años.