Número: 53. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
La ACADIP nació a mediados de 1990, a raíz de los tumultuosos problemas y enfrentamientos administrativos surgidos en relación a la reapertura de un sonado caso de robo. La situación fue bastante difícil y fueron muchos los que intentaron boicotear la Resolución Bravo1 que para muchos fue un problema desde su inicio.
Todo comenzó el 24 de mayo de 1990 cuando la Aseguradora Fidework anunció a los medios de comunicación la apertura un concurso de investigación sobre la desaparición de La Lágrima de Dhampur, un diamante valorado en algo más de 75 millones de pesetas y que fue robado con gran violencia de la residencia privada de Elena Klein, importantísima representante de Bulgari en España y con reconocimiento profesional a nivel internacional.
Alarmados ante lo que podría ser una enorme estafa al seguro (la prima de cobertura era del 85% del valor total) y el asesinato del detective privado Samuel Smith, el comité ejecutivo de la aseguradora ofreció una prima-concurso2 para aquella agencia de detectives que fuera capaz de reunir pruebas sobre el paradero de la joya y los flecos sueltos del caso. Los representantes legales de la Sra. Klein, Calengue & Calengue Asociados presentaron quejas, ya que la actitud de Fidework parecía indicar indirectamente la implicación de su representada en la urdimbre del robo3.
El concurso, anunciado de una manera masiva a través de los periódicos, provocó una avalancha de solicitudes y todo un maremágnum de sabuesos rastreando por la ciudad. Al existir el antecedente de un compañero asesinado, los investigadores privados de Cunia se lo tomaron muy en serio. Quizás demasiado. Los encontronazos con la policía fueron realmente extremos. El peor ejemplo fue la muerte de varios investigadores de la Agencia de Investigaciones Garmendia, tiroteados en la autopista mientras seguían a unos policías a los que seguían con la esperanza de aprovecharse de su investigación.
Los bajos fondos de la ciudad fueron zarandeados y dados la vuelta como un calcetín; los enfrentamientos entre detectives, delincuentes y policías se sufrieron en todos los ejes de relación posibles y los cadáveres empezaron a resultar excesivos. Unos temieron la anarquía. Otros veían en la convulsión la posible catarsis de la ciudad.
La situación se volvió lo suficientemente delicada como para que interviniera el gobierno federal. No era posible que cualquier matón con ganas de aventura, una cámara de fotos y previsión de dinero fácil se liara a aporrear a cualquiera. Eso en Cunia no es raro. Lo raro es que trascienda a nivel nacional.
Los investigadores privados estuvieron en un tris de desaparecer. Fue necesario crear una comisión de investigación socioeconómica que, amparándose en los archivos de las mismas y en sus declaraciones económicas, demostrase con cifras la utilidad (y la necesidad) de la investigación privada en Cunia. Marcelo Setten fue el encargado de elaborar el informe para la comisión. Habida cuenta de lo que se jugaban, los investigadores se mostraron sorprendentemente generosos en su colaboración con los encuestadores y analistas de Setten.
El informe fue alucinante (en Hacienda no lo tienen claro todavía). Según los números, la investigación privada le había ahorrado al consistorio, empresas privadas y aseguradoras más de 1. 500 millones de pesetas en pérdidas derivadas de los crímenes contra ellas cometidos y ante los que nada podrían haber hecho de no haber mediado un diligente análisis de pistas y seguimiento de sospechosos.
El informe, junto con la recolección de más de 525.000 firmas y la intervención de varios potentados, puso freno al embate del Gobierno Federal, que se tuvo que contentar con la solicitud, vía judicial, de la creación de un órgano mixto de control de licencias. Este órgano fue finalmente erigido en orden de cooperativa a raíz de los problemas derivados de la incongruencia que suponía el régimen de confidencialidad de datos y relación investigador-cliente con una auditoría continua por parte de los organismos oficiales.
Este órgano fue denominado ACADIP (Agrupación Cuniense de Agencias de Detectives e Investigadores Privados) y fue el mismo Marcelo Setten fue nombrado provisionalmente como Presidente Ejecutivo.
A nivel administrativo, la ACADIP tiene las siguientes atribuciones:
- Gestión estadística de afiliados. La ACADIP tiene su propia cartera de afiliados. Actualmente cuenta con unas 38 agencias.
- Gestión estadística de licencias. Analiza de manera estadística el número de licencias de detective que se expiden en Cunia y elabora informes para el Ministerio del Interior sobre la situación de la investigación privada en la ciudad.
- Intervención priorizada en resolución de conflictos. El apartado más importante de la ACADIP es el ser referente absoluto de todo lo que conforme la negociación y resolución de conflictos relacionados con el impacto de la investigación privada en Cunia. Su bagaje de información en este campo y la experiencia adquirida durante 18 años suponen para muchos un factor de garantía.
La Asociación ofrece los siguientes servicios a sus afiliados:
- Asesoría legal. Su gabinete de asesoría legal está continuamente enfrentándose a demandas de particulares que piden la retirada de las citadas licencias a algunos de ellos y apoya con datos objetivos a las fuerzas del orden oficiales. También asesoran a los investigadores sobre cuestiones legales que puedan presentarse a lo largo de una investigación.
- Creación de bolsas de trabajo y colaboraciones interurbanas. Este es uno de los mejores reclamos de la ACADIP: ofrece bolsas de trabajo o colaboraciones esporádicas en investigaciones a distancia ofrecidas por agencias de otras ciudades metidas en sus propios asuntos. Algunos sueñan con la idea de una especie de "intrapol" de detectives… pero no es tanto como pudiera parecer.
- Seguro médico (opcional). También cuenta con una mutua.
- Revista de información gratuita. Dactilar es la publicación del gremio, donde los investigadores pueden ponerse al día en legislación, casos importantes, tendencias internacionales o relatos.
De todos modos, esto es Cunia. No es obligatorio afilarse a la ACADIP para poder ejercer de detective privado y todo el mundo sabe que la asociación surgió en un momento dado para la mediación en un momento turbulento y que, a parte de una sede de información y cursillos, su papel ha dejado de ser importante. Actualmente está bastante estancada, casi desconocida entre los propios investigadores, pero cuenta con todos los recursos necesarios para ver si las circunstancias lo demandan.
Interesados, dirigirse a c/ Real de los Neveros 8.
1 Resolución de Organización Interna de la Concejalía de Seguridad de Cunia, aprobada en pleno del Ayuntamiento el 24 de Octubre de 1981 y que abrió la oportunidad de investigar crímenes violentos a los detectives privados de la ciudad. Esta resolución contó con cierta resistencia por parte del gobierno federal, pero acabaron dejándolo estar.
2 Esta prima-concurso es la primera realizada en Cunia. Tras este nombre aparentemente administrativo, lo que en realidad se esconde es una selección de agencias que ofrezcan sus servicios para solucionar un caso importante para una empresa importante. No es muy distinto a una suerte de cacería de recompensas con investigadores de probada confidencialidad. Suele ofrecerse un anticipo a todas ellas y la prima se la lleva el que solucione el caso. No es rara la colaboración entre agencias, como tampoco el enfrentamiento encarnizado entre ellas (depende del caso). Este tipo de concursos no están bien vistos y sólo los que están muy metidos en la pomada pueden recibir un chivatazo sobre la puesta en marcha de alguno de ellos.
3 Para más detalles, víd Estrellas Ocultas y Cabos sueltos.