Número: 52. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
La criónica es la conservación de las estructuras biológicas mediante el frío. Incluso las sociedades menos desarrolladas de la galaxia conocen las asombrosas propiedades del frío como medio de conservación de los alimentos. Aquellas que alcanzan un cierto grado de desarrollo científico no tardan en comprobar que la sangre, el semen y otros fluidos corporales también pueden conservarse con este método. En el pasado, el frío también se empleó en la conservación de órganos (en las, ahora desfasadas, operaciones de trasplante interpersonales anteriores a que se perfeccionase el proceso de clonación).
Hace algunos años, el uso más frecuente de la criónica era la conservación temporal del paciente hasta que los órganos para el transplante estuvieran listos para la implantación. Este proceso perseguía evitar molestias al convaleciente y descongestionar los servicios médicos en los planetas superpoblados. Resumiendo, el propósito de la criónica era conservar suspendidas las funciones vitales de un individuo para revivirlo en un futuro con su conciencia y personalidad intactas. Sin embargo, el proceso no detenía completamente las funciones vitales del paciente, por lo que la solución criónica sólo era temporal. No se podía mantener congelado a un paciente de forma permanente.
En la actualidad, hay algunos planetas que aún conservan estos procesos preventivos y, en ocasiones, algunas situaciones de emergencia han llevado al uso de la congelación como método para garantizar la supervivencia. Se considera que la criónica es un método médico anticuado, pero eso no quita que haya aún muchas personas dispuestas a ponerlo en práctica. La criónica también fue utilizada en los inicios de la exploración espacial y se cree que los silvanos están investigando en este sentido. Sin embargo, su utilización fuera de los círculos médicos, se denomina criogenización. Con lo que no sería correcto hablar de criónica en los viajes espaciales.
Según la opinión de Gala Beckett, profesora emérita de la Escuela Técnica de Ciencias Criogénicas (integrada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Vettera), los humanos descubrieron la criogenización incluso antes de dar el salto a las estrellas. De hecho, existen abundantes evidencias arqueológicas que hacen pensar que los primeros viajes espaciales de exploración se realizaban en estado de, si bien no verdadera criogenización, al menos sí de un estado de hibernación. El motivo más probable es la doble intención de reducir el consumo de oxígeno y alimentos y de evitar la fuerte tensión emocional que los humanos sufren durante un confinamiento prolongado.
Sea como sea, lo cierto es que el arte de la criónica se perdió durante los Años Oscuros. Solamente un puñado de planetas humanos mantuvieron dichos conocimientos, generalmente aplicados al campo de la Medicina o de los viajes espaciales de "corta distancia". Por increíble que pueda parecernos ahora, muchas de las naves de esta época carecían de motor subespacial (o, si lo tenían, habían sufrido averías y sus dueños carecían de los conocimientos técnicos para repararlas). Generalmente realizaban sus lentos viajes a través del espacio normal, comunicando planetas del mismo sistema solar o de sistemas muy cercanos entre sí.
Desde luego, los humanos tampoco han sido los únicos en experimentar con la criónica. En el Museo de Razas Extintas de Vettera existe una sala dedicada a los Golonen. Los golonen eran una raza de humanoides gibosos que crearon una avanzadísima civilización en su planeta natal, cerca de la frontera con la Federación. Aunque los golonen empleaban la energía nuclear e incluso poseían nociones elementales de robótica y microtecnología, nunca llegaron a dar el salto a las estrellas, muy posiblemente debido a la lejanía de los demás sistemas solares.
A la llegada de un Grupo Exo a su planeta, hacía ya más de cien años que los golonen se habían destruido a sí mismos en una guerra nuclear a tres bandas entre los principales bloques político-ideológicos que aglutinaban las numerosas naciones del balcanizado planeta. A pesar de no encontrar supervivientes, los exploradores descubrieron a varios miles de individuos golonen congelados en cápsulas criogénicas, repartidas por las numerosas ruinas del planeta; en total unos veinte mil. De éstos, menos de la décima parte continuaba en condiciones óptimas de conservación, ya que la mayoría de los equipos habían fallado hacía tiempo. Las escasas cápsulas todavía funcionales fueron rápidamente evacuadas por los efectivos de la 5ª Flota. Hasta el día de hoy se desconoce qué hizo el gobierno de la R.F.P. con los golonen, si bien es probable que éstos no resistiesen el proceso de revivificación o que sus organismos estuviesen demasiado irradiados para salir adelante.
No fue hasta bien entrado el primer milenio después de la Declaración de Vettera que el tema de la criogenización se convirtió en un asunto de candente interés público. El asunto saltó a las portadas de los medios de comunicación en el año 1560 dV, cuando a Félix Vycko, en ese momento principal teniente de alcalde de Vettera, le fueron diagnosticados pólipos cerebrales de Thorkent, una dolencia que aunque hoy en día es curable si se dispone de tratamiento adecuado, en ese momento todavía era incurable. El mal de Vycko fue temporalmente frenado mediante medicación, pero los doctores que le trataban dictaminaron que existía un 70% de posibilidades de que la enfermedad le provocara la muerte en menos de una década.
El político comenzó entonces una cruzada por conseguir permiso para que su cabeza fuera conservada, con la esperanza de que en el futuro su cerebro pudiera ser transplantado a un clon. Este hecho provocó un sonado debate y un problema ético y legal en la sociedad vetterana ya que en esa época los humanos estaban en medio de un conflicto conocido como "guerras génicas" y cualquier manipulación del cuerpo humano (incluida la clonación) se veía con mucha sospecha. Según la legislación en vigor en ese momento se le habría considerado un suicida (hasta ese momento solamente se admitía la congelación de pacientes legalmente muertos). Vycko llevó el caso hasta el más alto tribunal solicitando permiso legal para que le practicaran la crionización y para que quienes le asistieran en la operación no fueran acusados de homicidio o de colaboración para el suicidio. Vycko no logró que se modificara la legislación vetterana, pero su batalla legal, que terminó bastantes años después de su muerte, abrió la puerta a la crionización en muchos planetas, incluido Vettera.
Respecto a las demás especies, todas ellas disponen de los conocimientos técnicos para llevar a cabo la crionización, lo que no significa que la usen con las mismas finalidades o que siquiera la lleven a cabo. Así pues, los sheller no la emplean, aunque la conocen y la han usado en el pasado. Pueden usarla en casos extremos, pero jamás se ha oído hablar de un sheller que se congelase para prolongar su vida más allá de lo dictado por la naturaleza o por cualquier otro motivo. Por el contrario, el pueblo tyrano (que adquirió esta tecnología de la R.F.P.) confía ciegamente en sus curanderos-psiónicos y apenas la emplea con fines médicos; si bien, algunos científicos tyranos postulan la teoría de que sumirse en un estado prolongado de criogenización mejora el potencial psiónico del individuo. Por este motivo ha surgido un nuevo fenómeno al que se denomina "hacer una capullada". Desde hace un tiempo no es extraño que aquellos individuos de la sociedad tyrana que se sienten minusvalorados debido a sus débiles habilidades psiónicas (y que cuentan con el dinero necesario para ello) decidan congelarse durante un tiempo con la esperanza de que, al despertar, se habrán tornado más poderosos y podrán medrar en la rígida sociedad de castas tyrana. Estos individuos, a los que se llama desdeñosamente "capullos" (por la similitud de su comportamiento con el de muchos insectos que se envuelven en un capullo para metamorfosearse) no son muy bien vistos en la sociedad tyrana, y aunque si es cierto que han mejorado su potencial psiónico suelen ser aceptados a regañadientes en su nueva casta, suelen ser considerados "advenedizos". Los verrianos jamás se criogenizan, ya que sus metabolismos no toleran muy bien el procedimiento y suelen despertar con sus facultades físicas mermadas. Además, hace ya tiempo que se detectó una tendencia a que un pequeño porcentaje de los individuos criogenizados cambie de sexo espontáneamente tras ser reanimados. Esto condujo en tiempos pasados a luchas especialmente destructivas entre varias candidatas a dirigir la colmena, todas ellas con un Ghroj a todas luces insuficiente para ocupar el cargo por el que luchaban (lo que a su vez redundó en la aparición de nuevas candidatas y un mayor caos interno). Esto no significa que los verrianos no empleen la criónica sino que no la emplean sobre sí mismos. El uso más frecuente de la misma suele ser el acuartelamiento de los miembros de otras razas a los que emplean para llevar a cabo asaltos planetarios, ya que es bien sabido que a los verrianos les disgusta combatir en la superficie de los planetas. De este modo mantienen a bordo de sus naves un gran contingente de tropas de forma extremadamente económica y sin riesgo de que se amotinen y causen daños en la nave. Respecto a los iroiendi, como en todos los demás campos de su tecnología, nada se sabe con certeza. Si bien, es presumible que una raza capaz de construir naves como las suyas también debe dominar la criónica.