Número: 110. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Cuando General Motors, a través de una compañía filial, sacó una versión civil de su vehículo militar (el Humvee), rápidamente se hizo muy popular entre las clases adineradas estadounidenses. Si algo se podía decir de los Hummer es que eran aparatosos, en todos los sentidos. De hecho, algunos de los primeros modelos eran más anchos de lo que la norma de circulación europea permitía. Aún así, la permisibilidad de Cunia, hizo que se vieran algunos modelos del H1 en la ciudad, pero, poco a poco, la novedad se terminó y los Hummer desaparecieron tan rápido como habían llegado.
Pero General Motors, ajena a las modas de Cunia, siguió desarrollando este modelo y sacó la versión H2 (igual de aparatosa, pero con líneas menos militares) y la H3 (con un diseño mucho más moderno y urbano). Cualquiera de los modelos, sin embargo, seguía siendo enorme en tamaño, una característica que gustaba mucho a sus propietarios, pero que podía convertirse en un infierno en una ciudad con problemas de aparcamiento (como todas las grandes ciudades).
Una de las cosas que hizo la empresa estadounidense fue licenciar la fabricación del Hummer a varias fábricas en diversas partes del mundo: como Sudáfrica o Rusia y es de esta última fábrica de donde proceden los últimos Hummer que habrán visto recientemente en nuestras calles. Se trata del modelo H2 construidos por Avtoror (en Kaliningrado), la mayoría de color negro brillante y con las lunas tintadas.
De serie trae las siguientes prestaciones: llantas de aluminio, radio CD Bose (con lector mp3), aire acondicionado / climatizador, ordenador de viaje, control de crucero, encendido automático de luces y garantía por 36 meses.