Llego hasta aquí
La forja de un villano
Últimamente el revuelo soterrado que recorre el arrabal de Bittrel donde los grandes maestros metalúrgicos tienen sus imponentes fábricas, situado en una zona de fácil acceso al agua y a las vías de comunicación, empieza a convertirse en un runrún que resuena en el ambiente.
Entre el resto de maestros se empieza a pensar que el actual ascenso en los pedidos que recibe Inywan Orrmiron, en detrimento de los suyos, no es nada terrenal y que la magia, sea del tipo que sea, tiene gran parte de culpa. Se fantasea que, como maestro metalúrgico que es, haya forjado cualquier cosa de la que se sirve para acaparar sin mesura todos los trabajos que les llegan. Se habla de quizás un anillo, o una cadena que porta sobre su cuello, o a lo mejor unas monedas que no son tales, o ha embrujado sus herramientas,… Sea como sea está trabajando sin descanso y la calidad de los materiales que sirve es excelsa.
Que cada cierto tiempo deje la fragua y desaparezca unos días no hace más que darles razones a sus cábalas. Seguro que va a algún sitio donde seguir consiguiendo lo que fuere que necesita para sus negras artes. O peor, está en tratos con algún espíritu demoniaco del azufre que a cambio de que horrendas prebendas le está ayudando en su meteórica ascensión.
Como siempre ha sido uno de los maestros más reconocidos en la villa y nunca ha dado problema alguno, les queda meridianamente claro que no pueden acusarlo a la ligera. Bien podría ser que el resultado de sus acusaciones revertieran sobre ellos y fueran vistos como envidiosos y perdiendo su credibilidad a ojos del resto de los vecinos.
Es por ello que lo mejor que pueden hacer es contratar a un grupo de aventureros, a poder ser extranjeros, para que investiguen y sigan a Inywan en alguna de sus desapariciones. Seguro que encuentran el origen del mal que les aflige. Siendo como son, aun, maestros, entro todos ellos pueden ofrecer una suma interesante para pagar los servicios que desean.