Llego hasta aquí
Alfombra voladoras
Descripción
Las alfombras mágicas son unos objetos bastante codiciados, sobre todo entre los navegantes del Vacío. Son exactamente eso: una alfombra de tela de tamaño variable (a partir de unos dos metros cuadrados de superficie, las más grande de la que se tiene constancia tenía unos cincuenta metros cuadrados).
Las alfombras voladoras son objetos mágicos, pero la población de Eriloe las considera objetos mundanos. Muy lujosos y caros de adquirir, pero mundanos. En realidad las alfombras voladoras son poderosos objetos creados in illo tempore por la archimaga Nairoz Lluvia, quien vivió en la época conocida como la Edad de los Héroes (más info sobre las Edades de Eriloe aquí: 13142 .
Están hechas con hilos procesados de tillium en los que se aloja un espíritu del aire. Son de varios colores y representan siempre motivos abstractos como toda decoración.
La idea de su creación era conseguir un medio de transporte rápido y discreto en el que desplazarse a lo largo y ancho del mundo. Su objetivo, también, era convertirlo en un objeto de lujo para vender a lo largo y ancho de Eriloe a las personas más pudientes de cada nación.
Sus aspiraciones se truncaron abruptamente tras una gran revuelta en lo que se conoce en la actualidad como Tierra Libre. Los habitantes tomaron las riendas de su destino y, entre otras cosas, expulsaron o eliminaron a los practicantes de la magia. Entre los ajusticiados estaba Nairoz.
Al desaparecer ella, desapareció la fórmula para crearlas. Los asaltantes que entraron en su torreón y laboratorio las tomaron como botín de guerra y desde entonces se han vendido a precios exorbitados.
Se calcula que hay unas cincuenta alfombras funcionales en la actualidad, en manos de personas con grandes recursos o agrupaciones con gran poder e influencia.
Efectos de juego
Las alfombras voladoras permiten desplazarse a una velocidad elevada por el aire, ya sea a ras del suelo o a una respetable altitud. La velocidad máxima que alcanzan son los cincuenta kilómetros por hora. Son muy estables, pero es recomendable añadirle algún agarre auxiliar para afianzarse en ella, sobre todo si se viaja a gran altitud para evitar que los golpes de viento puedan derribar al usuario.
Las alfombras se activan con el pensamiento. La persona propietaria piensa en que quiere desplazarse en ella y la alfombra responde a ese pensamiento. Un propietario legítimo significa alguien que la ha conseguido por métodos honrados, ya sea pagando o por un regalo que el anterior poseedor quiere de verdad hacer. Si ha sido robada o se utiliza por alguien que no es propietaria, la alfombra no se mueve. Esto se descubrió tras varios robos mortales: la muerte del dueño impide que se puedan utilizar nunca más.